lunes, 30 de junio de 2014

La presa II (La cazadora XI)

No sabía cuanto tiempo había pasado, podían haber sido minutos, horas, días o años. Lo único que tenía claro en su mente era el dolor.

Sus pezones ardían como pequeñas brasas adheridas a su pecho, cada ligero movimiento hacía que las pinzas le produjesen un insufrible dolor en la zona.

La postura tampoco ayudaba, tenía las piernas estiradas y abiertas, en una postura cansada y exigente. La lefa que llenaba su coño y sus muslos se había secado, provocando que su sexo estuviese irritado. Tenía hambre y sed, su estómago rugía a cada momento. Pero lo peor era la sensación de estar atrapada. Aquella gente podía hacer con ella lo que quisiera y Diana no podía hacer nada para evitarlo.


lunes, 16 de junio de 2014

La presa I (La cazadora X)

Tamiko se encontraba en su despacho, trabajando con el aburrido papeleo del negocio.  Últimamente eso se llevaba la mayor parte de su tiempo, más específicamente desde que Diana trabajaba con ella. Se había destapado cómo una estupenda cazadora y cada vez tenían más carne fresca en el burdel. Tamiko sabía que gracias a que se hizo con el control de su vecina tuvo acceso fácil a la Universidad, lo que se traduce en una fuente inagotable de jovencitas así como de nuevos clientes. Incluso estaba barajando la posibilidad de hacerse con un nuevo local para agrandar el negocio. 

Un ruido la sobresaltó, alguien subía las escaleras de acceso a su despacho de forma apresurada. Marcelo entró sin siquiera llamar a la puerta. 

- ¿Que ocurre? - Preguntó la asiática, algo asustada por la actitud del hombre. 

- ¿Sabes donde está Diana? 

lunes, 2 de junio de 2014

Mi madre y el negro I: Descubrimiento

Alicia bajó a desayunar harta de oír a su madre. 

- Ya es hora de despertarse, ¿No crees? - Le dijo ésta cuando llegó a la cocina. 

Alicia se llevó la mano a la cabeza, la noche anterior había sido muy dura y tenía una resaca de caballo, lo último que necesitaba oír eran los sermones de su madre. Se sentó al lado de su hermana y comenzó a marear los cereales con la cuchara. 

- ¿Demasiada fiesta ayer? - La chinchaba Claudia, en voz baja, para que su madre no la oyera - ¿O también te sentó mal la cena?