lunes, 22 de octubre de 2018

El Collar III

Belén entró con Marcos al local agarrada a su brazo, le miraba con ojos de deseo mientras caminaban. 
  
Ehhh... ¿Hola? 
  
La pelirroja se giró hacia la voz y vio a Estrella que, a pesar de la cara mezcla de desconcierto y comienzo de enfado que mostraba, estaba despampanante. Llevaba una falda tableada de cuadros y una camiseta de tirantes negra, con un cordel en el escote que solamente estaba para decorar, puesto que no impedía la visión de un perfecto canalillo. A la vista estaba que no llevaba sujetador. 
  
- ¡Estrella! - Belén se lanzó hacia ella y le dio un efusivo abrazo y un beso casi en la comisura de la boca - ¡Qué guapa estás! jijiji 
  
La joven seguía desconcertada, pero le devolvió el abrazo. Podía notar las enormes tetas de Belén presionando contra las suyas. 
  
- Quien... ¿Quién es este...? - le preguntó Estrella al oído. 
  
- ¡Ah! Es Marcos, un compañero de trabajo, habíamos quedado para cenar y pensé que le gustaría venir - Belén estaba risueña y despreocupada. 
  
- Encantada - le dijo Estrella masticando las palabras -. Si me disculpas...  
  
Estrella la cogió del brazo a Belén y la arrastró al baño. 
  
- ¿A qué estás jugando? - le reprochó. 
  
- ¿Yo? No entiendo... 
  
- Te tiras toda la mañana calentándome y dejándote calentar, ¿Y ahora apareces con un tío? 
  
- Sí..., esta mañana he acabado muy caliente... Tú... jiji ¿Tú también? - Respondió Belén con una ilusionada sonrisa. 
  
- Mierda... ¡Sí! Claro que sí, ¿Pero de qué vas? ¿Y por qué traes a ese tío? ¡Creía que querías follar conmigo! 
  
Belén abrió la boca y los ojos en gesto de sorpresa. 
  
- ¡Sí! ¡Sí! - Comenzó a dar saltitos ilusionada con los puños apretados, lo que hacía que sus tetas botasen de forma ostentosa - ¡Belén quiere follar contigo! 
  
Estrella la miraba con gesto extrañado, ¿Se había comportado de la misma manera esa mañana? Le sonaba que no, pero no lo recordaba bien...  
  
- Vale, vale, me ha quedado claro... ¿Y qué hacemos con tu amigo? 
  
- ¡Oh! ¡Marcos! ¡Belén también quiere follar con Marcos! - la pelirroja había dejado de botar, pero asentía con la cabeza de forma exagerada. 
  
- Que quieres, ¿Provocarme y darme celos con ese mindundi? Te advierto que no te va a funcionar, pero si quieres jugar a ese juego, adelante... 
  
Estrella se dio la vuelta y salió del baño. 
  
- ¡Ah! ¡Eh! ¡Espera! - le gritó Belén - Tengo... tengo... ¡Esto! 
  
La joven se detuvo en la puerta y cuando se dio la vuelta vio como Belén sacaba su sujetador del bolso. Respiró hondo y observó a la pelirroja: Era una auténtica preciosidad, ¿Pero cómo había pasado por alto su actitud esa mañana? Era tan enervante... Le miró las piernas, la cadera, la cintura, las tetas... y por último su cara. Realmente tenía ganas de follarse a aquella zorra, y si ella quería entrar en un juego de provocación, no se quedaría atrás... 
  
Miró al tal Marcos, que estaba echando miradas furtivas a la puerta del baño, esperando a ver si salía Belén y entonces decidió que jugaría al mismo juego de la pelirroja, a ver quién aguantaba más. 
  
Se acercó a Belén y cogió el sujetador, se quitó la camiseta mostrándole de nuevo las tetas y se lo puso. 
  
La mujer no apartó la mirada de sus anillados pezones. 
  
- ¿Te gustan? - le dijo Estrella, pícara. Belén asintió - Estoy deseando sentir tu lengua en ellos... 
  
Y le plantó un morreo allí en medio del baño. 
  
Las piernas de Belén temblaron, su coño estaba chorreando. Recibió con gusto y placer la lengua de Estrella y se quedó con la boca entreabierta cuando ésta se separó y salió del baño. Se quedó unos segundos allí, o a lo mejor fueron unos minutos, no podría decirlo, lo único que podía asegurar es que se sentía... bien. Podía notar como su mente estaba completamente en paz, aunque esa no era exactamente la palabra, la palabra era... vacía. No había preocupaciones, no había decisiones que tomar, no había batallas entre las voces, sólo había una enorme e insondable bruma rosa que le calmaba el espíritu y la hacía sentir bien. 
  
- ji... jijiji... 
  
Reía ella sola. Sin darse cuenta comenzó a acariciarse la entrepierna hasta que la puerta de un retrete se abrió y una chica la sacó de su ensimismamiento. 
  
- ¿Pero qué estás haciendo? - le dijo - ¡Aquí en medio! ¡Vaya zorra! 
  
Belén paró, pero en vez de avergonzarse la situación la calentó aún más. 
  
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Cuando salió del baño, Estrella se dirigió directamente a Marcos. 
  
- ¿Todo esto ha sido cosa tuya? - espetó la mujer. 
  
- ¿Todo esto? ¿El qué? - contestó Marcos, sorprendido. 
  
- No te hagas el tonto, yo había quedado con Belén esta noche, ¿Qué pintas aquí? 
  
- ¿Habías quedado con ella? Nosotros habíamos quedado para cenar y después me dijo que había quedado con unas amigas, que si quería venir no habría problema... 
  
Estrella vio de reojo como Belén salía del baño y se acercaba a ellos, entonces se acercó a Marcos y se agarró a su brazo, soltó una carcajada y puso una mano en su pecho. El hombre pensó que estaba loca. 
  
- Belén, tu amigo es muy gracioso - dijo, apartándose descuidadamente el pelo de la cara. 
  
- ¿A que sí? jiji. Es un amor - miró con ojos de deseo a Marcos. 
  
Ehhh, sí, yo sólo... - Marcos balbuceaba, no entendía muy bien que acababa de pasar. 
  
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Durante la noche, Estrella comenzó a seducir a Marcos que al principio se sintió incómodo: Había quedado con Belén y no veía bien que una de sus amigas fuese tan "cariñosa" con él, además, la manera en la que había entablado contacto había sido cuanto menos extraña. Pero con el pasar de la noche vio como a Belén parecía importarle poco las atenciones de Estrella, y lo más extraño, a Estrella parecía importarle más la indiferencia de Belén que a él. 
  
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- Vamos a acabar con este juego - dijo Marcos al cabo de un par de horas. 
  
Estrella estaba pegada a él, pero no dejaba de echar miradas a cómo Belén estaba siendo rondada por dos o tres tíos que la querían invitar a una copa. La pelirroja se reía y se dejaba sobar por ellos, que cada vez se sentían más valientes. 
  
- Eso digo yo - contestó Estrella decidida -. Vamos a dejar las cosas claras, ¿Qué sois vosotros? 
  
- ¿Nosotros? No... no somos nada, sólo había invitado a Belén a una cita, hemos estado cenando y ella parecía... 
  
- ¿Parecía qué? Yo había quedado con ella esta mañana, estuvimos tonteando y parecía muy dispuesta... - Uno de los hombres que hablaban con Belén se acercó a decirle algo al oído y puso su mano directamente en su culo, de manera que su ya cortísima falda subió unos centímetros más - Aunque con ellos también parece muy dispuesta... 
  
- ¿Dispuesta? Te refieres a que... ¿Sois lesbianas? 
  
Estrella le miró con un gesto mezcla de indiferencia y asco. 
  
- ¿Me vas a decir que tu no tenías pensado follar esta noche con Belén? 
  
La pregunta tan directa sorprendió a Marcos, que se puso a la defensiva. 
  
- ¿Y a ti que te importa eso? Que pasa, ¿te jode que me haya elegido a mí y no a ti? 
  
- ¿Que te ha elegido a ti? Por lo que parece les ha elegido a ellos... - señaló de forma despectiva a los buitres que la acechaban. 
  
- Por lo menos a mí ya me la ha chupado en el coche mientras veníamos, no me voy a quedar a dos velas como tú...  
  
Estrella le miró con odio, valoró las opciones y eligió el mal menor: No estaba dispuesta a quedarse sin aquella belleza pelirroja, aunque tuviese que hacer sacrificios... 
  
- Mira, no te aguanto, pero si no hacemos algo esa perra se va a ir con esos cabrones, yo sola no sé si voy a poder evitarlo, así que si tengo que tragar con un tercero, tragaré... 
  
- ¿A qué te refieres?  
  
- A que si les digo que es mi novia no la van a dejar en paz, al contrario, les va a dar más morbo y van a querer follar con las dos juntas para "quitarnos la tontería de un pollazo"... 
  
Estrella le cogió del brazo y le arrastró hasta Belén. 
  
- ¡Belén! ¡Estabas aquí! - dijo la joven - ¡Menos mal! Ya nos sabíamos donde buscarte, Marcos estaba preocupado. 
  
- ¿Ehh? ¡Sí, sí! No teníamos ni idea de donde te habías metido - dijo Marcos, siguiéndole el rollo a Estrella. 
  
- Si he estado aquí todo el rato... Estos apuestos chicos me estaban diciendo que querían enseñarme una cosa en su coche... jijiji, ¿Venís vosotros también? 
  
- ¡Nada de eso! - dijo Estrella - Lo siento chicos, pero su novio y yo nos la tenemos que llevar. 
  
- ¿Novio? - dijo uno de los hombres, extrañado - No habías dicho nada de que tuvieras novio... 
  
- Y no t... - comenzó Belén. 
  
Pero Marcos la cortó. 
  
- Vamos cariño, es hora de que nos vayamos a casa. 
  
Los hombres estaban extrañados, casi tenían en el bote a aquél pibón y ahora resulta que tenía novio, pero todo era muy raro... habían estado rondándola a vista de todos, incluso habían llegado a meterla mano, ¿Y el "novio" no iba a decir nada? 
  
- ¿A casa? - preguntó Belén - Pero me lo estoy pasando muy bien jijiji, estos chicos son muy majos. 
  
- Ya lo sé, Belén, pero ¿te acuerdas de lo que hemos estado hablando antes, en el baño? - dijo Estrella - ¿Lo que queríamos hacer? 
  
- ¡Sí! - A Belén se le iluminó la cara - ¡Belén quiere follar con Estrella! - se giró hacia su compañero con cara ilusionada - ¿Viene Marcos también? 
  
Todos se quedaron a cuadros, los hombres, Marcos y Estrella. No supieron reaccionar, así que Estrella tiró por la calle de enmedio, agarró a Marcos y a Belén del brazo y se los llevó. 
  
- ¡Nos vamos! - exclamó, arrastrándoles por todo el local hasta la puerta. 
  
Belén iba dando cómicos saltitos sobre sus enormes tacones mientras se despedía con la mano de los maromos que la habían hecho compañía, el movimiento hacía que sus enormes tetas no dejaran de botar. 
  
- ¡Hasta lueguii! - gritaba, risueña - Ya me enseñaréis ese truco tan interesante del que hablabais jijiji, ¡Y a lo mejor puedo chuparos la po...! - exclamó. 
  
Marcos agarró a Belén por el otro brazo y entre él y Estrella la sacaron casi en volandas. 
  
- ¿De qué vas, tía? - Exclamó Estrella cuando llegaron a su coche. 
  
- ¿Yo? jijiji, ¿No te resulta divertido? 
  
- ¿Divertido? ¿No tienes ningún criterio? ¿Te quieres follar a todos o qué? 
  
jijiji ¡Follar es divertido! ¡A Belén le gustan las pollas! - Estrella y Marcos la observaban dar saltitos de alegría, después se miraron entre ellos, algo confundidos ¿Se había comportado así todo el día? - ¡Oh! - continuó Belén, tapándose cómicamente la boca en forma de O con la mano - ¡También me gustan los coños, Estrella! ¿Voy a poder lamerte el coño? 
  
- ¡Sí, sí! - dijo Estrella impaciente, la situación comenzaba a cansarla, empezaba a sentir una enfermiza obsesión con tener a esa puta estúpida entre sus manos, nunca se había sentido así. Por supuesto que muchas veces el deseo y la calentura la habían embargado, pero esta vez era... distinto. No era sólo deseo, era como... como si NECESITARA acostarse con aquella hembra, era tremendamente morbosa y caliente y desprendía un aura de sexo..., pero también tenía claro que si no salían ya de allí acabaría siendo la conquista de algún gallito imbécil en vez de la suya - Entra al coche - dijo, abriendo la puerta del copiloto. 
  
- ¿A dónde vamos? - la voz de Marcos le llegó desde el otro lado del coche. Ya había asumido que si quería poseer a Belén esa noche tendría que tragar con acostarse con Marcos también. 
  
- A mi casa. Sígueme con tu coche. 
  
Entró en el coche con la esperanza de que aquél tipo se perdiese en alguna curva. 
  
- Pero, ¿Qué? - exclamó la chica. 
  
Belén estaba en el asiento del copiloto con las piernas abiertas y el vestido subido hasta la cintura. Su mano derecha se aventuraba intrépida en su entrepierna mientras que su mano izquierda jugueteaba con sus tetas sobre el vestido. 
  
- ¡Oohhhh! ¡Belén está cachoooooonda! - gritaba la pelirroja. 
  
Estrella se quedó hipnotizada observando a la mujer masturbarse. Se debatía entre arrancar rápido o abalanzarse sobre ella allí mismo. Un corto pitido la sacó de sus pensamientos: Marcos ya estaba esperando con el coche arrancado. 
  
Ufff... - suspiró la joven. El coche entero olía al coño de Belén. 
  
Con toda su fuerza de voluntad arrancó y comenzó a mover el coche. 
  
Durante todo el camino Belén no paró de masturbarse y gemir, pellizcarse los pezones y chuparse los dedos empapados en su jugo. A Estrella le costaba prestar atención a la carretera, su propio coño estaba chorreando y aprovechó algún semáforo para acariciarse ella misma por encima de las bragas y acariciar de igual manera a su acompañante. 
  
- Eres una jodida zorra... - le dijo en uno de los parones - ¿Ni siquiera llevabas bragas? 
  
Belén la miró, con esos ojos felinos y ardientes de deseo. 
  
- ¡Oh, sí! jiji Mmmmmm ¡Sí que llevaba! ¡Ooohhhhh! Pero se las di a uno de los chicos del pub jiji ¡Creo que le gustó mucho el regalo! 
  
- ¡Joder...! - Estrella se estaba poniendo muy cachonda con la actitud de aquella zorra, no sabía si sería capaz de aguantar hasta su casa. 
  
Pero aguantó. Al menos hasta el parking. En cuanto el coche se detuvo se abalanzó sobre la copiloto y comenzó a devorar su boca. En un movimiento que no habría creído poder hacer con tanta soltura se puso a horcajadas sobre ella en el asiento del copiloto. Sus manos sustituyeron a las de Belén y las de Belén a las de ella, comenzaron a gemir y a contonearse.  
  
Toctoc. 
  
Las manos de Belén levantaban la faldita tableada de Estrella y agarraban con fuerza sus nalgas. 
  
Toctoctoctoc. 
  
Estrella se zambulló entre las tetas de la pelirroja, que recibió la acción con un gemido desde lo más hondo de su garganta. 
  
¡TOC!¡TOC!¡TOC!¡TOC!¡TOC! 
  
- ¡QUÉ! - gritó Estrella, que se había olvidado completamente del exterior. 
  
Allí estaba Marcos, con una erección evidente y contemplando la escena desde fuera. 
  
- ¡Marcos! - Belén gritó emocionada. 
  
Estrella se resignó, abrió la puerta y se bajaron del coche. 
  
- ¡Vamos! - Exclamó tirando de Belén con un paso acelerado. Si tardaban mucho más en llegar a su apartamento acabarían follando allí mismo. 
  
Belén caminaba a trompicones con el vestido levantado y una teta al aire, pero no parecía importarle. 
  
jijiji ¡Marcos! ¿Sabes qué? ¡Belén se ha corrido dos veces en el coche! jijiji 
  
Marcos seguía a las mujeres, sorprendido de su buena suerte. Jamás habría pensado que la noche acabaría con él en la cama con dos preciosidades como aquellas, así que no quería decir nada que arruinase la situación. 
  
Nada más entrar en la casa, Estrella lanzó a Belén hacia el sofá, y acto seguido se abalanzó sobre ella para continuar lo que habían empezado en el coche. 
  
Marcos cerró la puerta y se quedó al lado del sofá, mirando. La polla le iba a reventar, pero era la primera vez que estaba en situación de hacer un trío y no sabía cómo entrar al juego. Veía como las dos mujeres retozaban en el sofá, como la ropa de ellas iba volando de un lado a otro. Observó a Estrella, que agitaba su culo ante él con la falda por la cintura y el tanga empapado. Las manos de Belén jugaban con el ligero hilo que cubría su sexo y su ojete, apartándolo ligeramente con cada incursión en busca del tesoro de la joven.  
  
- ¡¿Vas a quedarte ahí como un pasmarote?! - le gritó Estrella - ¡Ya que vas a estar aquí al menos haz algo útil! 
  
Las palabras fueron como un latigazo que instigaron al hombre. Le sorprendieron por que la joven parecía muy reticente a compartir a Belén con él, pero supuso que, llegados a ese punto, lo único que querían los tres era disfrutar al máximo. 
  
Se desvistió raudo y se lanzó sobre el culo de Estrella. Dudó una fracción de segundo a qué frente podía atacar primero, pero el soberbio culo que se agitaba ante él le hizo decidirse enseguida. 
  
Agarró sus nalgas con las manos y las separó, disfrutando de la visión del ojete estirado de la chica sobresaliendo por ambos lados del hilo del tanga. Los dedos de Belén seguían explorando el trasero de Estrella, pero al notar acercarse a Marcos simplemente apartaron el tanga para dejarle el acceso libre. La lengua del hombre recorrió la raja del culo de arriba a abajo, dejándole un regusto mezcla de sudor y sexo en la boca, Estrella gimió al notar el contacto y se echó hacia atrás para poner el culo en pompa. en esa postura le quedaron frente a la cara las enormes tetas de Belén y no desaprovechó la ocasión de llevárselas a la boca. 
  
Marcos siguió lamiendo la retaguardia de la joven, jugueteaba con el pequeño y rosado agujero, hacía pequeños círculos alrededor, introducía la punta de la lengua ligeramente... y cada vez le llegaba con más intensidad el olor a humedad de su coño. Bajó el tanga de Estrella hasta sus rodillas y se adentró en el empapado orificio con su boca, empapándose la cara por completo y disfrutando del fabuloso manjar que iba a degustar. Descubrió con agrado el anillado clítoris de la chica, y se entretuvo dándole pequeños toquecitos con la lengua.  
  
En pocos segundos la respiración de Estrella se aceleró. Marcos notó como las piernas se le tensaban primero, temblaban después y, entre gemidos ahogados por la boca de Belén comenzaban a flojear de nuevo mientras la chica se corría profusamente. Se sorprendió de lo pronto que lo había hecho, pero luego pensó en lo caliente que debía venir de su viaje en coche con Belén... 
  
Estrella estaba en éxtasis, literalmente. Efectivamente, el juego previo con Belén la había puesto cerca del punto de ebullición, y los precisos lametones de Marcos la habían hecho estallar por completo. Ahora se estremecía mientras la lengua de la explosiva pelirroja buceaba en su boca y la de Marcos en su coño. Se iba a correr de nuevo y no quería, al menos aún no. 
  
Se levantó y fue directa a comerle la boca a Marcos, degustando el sabor de su propio coño. Llevaba toda la noche maldiciendo la compañía del hombre, pero estaba empezando a no arrepentirse de hubiese venido. Le arrastró hasta el sofá mientras le iba quitando la ropa aceleradamente y le obligó a sentarse. Seguidamente tendió la mano a Belén, ayudándola a que se levantara junto a ella, señaló con la mano a Marcos. 
  
- ¿Quieres ayudarme a prestarle la atención que se merece nuestro amigo? - le dijo. 
  
- ¡Claro que sí jijiji! - la cara de Belén se iluminó y nuevamente dio unos pequeños saltitos de alegría, inmediatamente después, Belén se arrojó de rodillas entre las piernas del hombre y comenzó a masturbarle. 
  
- ¿Quieres que te coma la polla otra vez? - preguntó, casi gritando - ¡Belén está deseando comerte la polla! 
  
- Joder, ¡Sí! - exclamó Marcos, casi fuera de sí. Tenía la polla a punto de reventar. 
  
Y Belén, totalmente entregada y solícita, devoró nuevamente en esa noche el rabo de Marcos. Pero esta vez había algo distinto. Estrella se había arrodillado lentamente a su lado y comenzó a chupar las pelotas del hombre. Marcos no pudo esconder un gemido de placer ante la doble mamada que le estaban dando, y separó más las piernas para que pudiesen actuar con más libertad. 
  
Las dos mujeres no tardaron mucho en acompasar sus movimientos, casi parecía que no era la primera polla que se comían juntas. Sus lenguas se turnaban en atender los huevos, falo y glande. Sus bocas se tragaban la polla alternamente mientras la otra lengua lamía y esperaba ansiosa su turno. Las dos bocas se juntaban en el capullo para chuparlo entre las dos, momento en el cual sus lenguas se juntaban y se daban el lujo de pelearse entre ellas, con el rosado y brillante glande de Marcos en medio. 
  
El hombre, a pesar de ser la segunda corrida de la noche, no pudo aguantar más y comenzó a lanzar chorros abundantes de semen sobre la cara de las mujeres mientras mugía como un miura. Lejos de enfadarse, las chicas abrieron la boca, sacaron la lengua y recibieron con algarabía la leche de Marcos. Seis o siete chorretones después, el miembro flácido y chorreante colgaba ante las dos hembras, que comenzaron a lamer y sorberlo hasta dejarlo limpio de cualquier resto de semen. 
  
Marcos estaba derrengado en el sofá, sin fuerzas después de la intensa corrida que había tenido, las dos mujeres se miraron y, lentamente, comenzaron a jugar con el semen que cubría su cuerpo. Comenzaron a recogerlo con los dedos, dándoselo a probar la una a la otra, y después, se limpiaron mutuamente los últimos restos con la lengua. Cuando acabaron, sus bocas se fundieron en un húmedo beso para compartir los últimos restos de esperma que quedaban. 
  
- Creo que nuestro semental va a necesitar un tiempo para recuperarse - dijo Estrella, dando pequeños toquecitos a la ahora inerte polla de Marcos con el dedo, sin ocultar una juguetona sonrisa en su cara. 
  
Ufff... - dijo Marcos - Dadme unos minutos... 
  
- Lo que vamos a hacer es darte un pequeño espectáculo... - replicó la joven. 
  
Seguidamente se acercó a la torre de sonido que tenía acoplada en un lado del comedor y puso algo de música sensual. Marcos observaba como contoneaba su culo mientras paseaba por el salón, aún vestida con la faldita y los tacones.  
  
Comenzó a menearse ante sus amantes al suave ritmo de la música, acariciando su cuerpo con sus manos, girándose y agachándose frente a ellos. No tardó mucho tiempo en que Belén se uniese a ella con un sensual movimiento de caderas. Sus cinturas se movían al unísono, sus pechos pugnaban entre ellos para ver cuales ganaban la posición, sus manos recorrían sus cuerpos ante la atenta mirada de Marcos, que observaba ávidamente a esas dos voluptuosas mujeres bailar para él. 
  
La música se fundía con los movimientos de las mujeres, la tenue luz arrojaba sombras seductoras sobre sus cuerpos, las cabelleras volaban ante sus movimientos y se enredaban entre ellas. 
  
Estrella se situó tras Belén y comenzó a masajear sus tetas y juguetear con sus pezones. Belén reaccionaba pegando su culo al pubis de la joven, restregándose con ella obscenamente. La mano de Estrella bajó al coño de Belén, que separó las piernas ligeramente para abrirle camino, y comenzó a masturbarla, mientras la pelirroja giraba la cabeza para buscar sus labios. El baile parecía haber terminado. Los gemidos de Belén se hacían cada vez más audibles, su movimiento se aceleraba y se acompasaba con la mano de Estrella, sus tetas botaban sin control ni dirección determinada. 
  
Entonces Estrella apartó su mano, giró a Belén y la obligó a chupar sus dedos llenos de su propio fluido. 
  
- Eres la mujer más morbosa y caliente que he visto nunca - le dijo, besándola con pasión. 
  
La expresión en la cara de la pelirroja denotaba una entrega total al placer y a sus dos amantes. Su sonrisa se dibujaba perdida, al igual que su mirada. Su mente había volado completamente y en su lugar sólo quedaba una bruma rosa que llenaba cada rincón de su cabeza. Pero eso le daba igual. Así era mejor. Pensar era un engorro. Era mejor dejarse llevar. Era mejor dejarse hacer. Era mejor abandonarse al placer. 
  
- Esperadme aquí, vuelvo enseguida... - susurró Estrella. 
  
Y tal como había pedido, tanto Marcos como Belén se quedaron en sus sitios, Marcos cogiendo aire, y Belén acariciándose lenta y suavemente el coño. No tardó mucho en regresar la joven y, cuando lo hizo, dejó una expresión de sorpresa en la cara de sus invitados: se había equipado con un enorme consolador morado, que llevaba sujeto a su cintura a través de un arnés. 
  
Esto no lo pudieron ver ni Marcos ni Belén, pero el arnés venía equipado con dos pequeños consoladores internos, que se alojaban en el coño y en el culo de la portadora, para la satisfacción y el placer de Estrella. 
  
Caminaba hacia Belén mientras acariciaba suavemente el enorme falo, tal y como si lo estuviera masturbando. 
  
- Es hora de dejar el calentamiento a un lado... - advirtió. 
  
Volvió a dar un húmedo beso a Belén y la hizo colocarse frente a Marcos, con las piernas separadas y la espalda doblada en un ángulo de noventa grados. Esto dejaba el culo de la pelirroja completamente a merced de Estrella, y las tetas quedaban colgantes y libres ante la cara de Marcos, proporcionándole unas vistas impresionantes. 
  
Sin mucho preámbulo, Estrella enterró toda la longitud del consolador en el empapado coño de Belén, que no opuso ninguna resistencia. 
  
- ¡Aaaahhh! ¡S-Síiiiiii! - gritó la mujer - ¡Fóllame! ¡Fóllame!  
  
Las fuertes embestidas de Estrella obligaron a Belén a apoyarse sobre los hombros de Marcos para no perder la postura. Sus tetas iban y venían al compás de los empellones recibidos, su boca, entreabierta debido al placer, dejaba escapar todo tipo de gemidos, jadeos, súplicas e improperios, palabras malsonantes y exclamaciones ininteligibles. Comenzó a babear sobre el cuerpo de Marcos, que contemplaba como su polla empezaba a revivir ante el show que estaba contemplando. 
  
El hombre comenzó a sobar las tetas de Belén con suavidad pero, al ver la entrega de la mujer, comenzó a envalentonarse y hacerlo con algo más de dureza: pellizcaba y tironeaba de sus pezones, daba palmadas a esas enormes ubres sólo para ver como botaban de un lado a otro y chocaban entre ellas. Belén, lejos de molestarse, parecía encantada con aquél trato. 
  
- ¡OooohMmmmmmm ¡Sí! ¡Síiiii! ¡Fóllame! ¡Pégame! ¡Jodeeeeeeer! ¡Soy...! ¡Soy...! ¡Tu! ¡Putaaaaaaaggggghhh!- Finalizó entre los temblores que le produjeron el primer orgasmo de la noche. 
  
Lejos de detenerla, eso la espoleó aún más. Se incorporó y tumbó a Estrella en el suelo, cabalgando la polla de plástico con una energía inusitada. Su cabello pelirrojo volaba indómito al son de su cuerpo, produciendo una salvaje y exótica imagen de sensualidad. Estrella comenzó a azotar su culo, animándola a que intensificase el ritmo. 
  
- ¡Ooooooh! ¡Eso es, puta! ¡Móntame! ¡Uuuff! ¡Fóllame! ¡Muévete! ¡Así! ¡AsíiiiUffff - la gritaba. 
  
Belén se inclinó hacia adelante, apoyando sus tetas sobre las de Estrella, notando la fría caricia de los piercing en sus pezones y reduciendo ligeramente el ritmo, giró la cabeza apartándose el pelo en un sensual movimiento para mirar a Marcos, que seguía sentado en el sofá ya con su polla dispuesta, y se separó ligeramente las nalgas con una mano. No hizo falta decir una sola palabra para que el hombre entendiese esa silenciosa y explícita invitación... 
  
El hombre nunca había probado el sexo anal, aunque era una de sus más profundas fantasías. Muchas veces se lo había propuesto a sus parejas, pero ninguna había accedido a ello... y allí estaba, un redondo y perfecto culo abierto y esperándolo a él. De verdad que todos los sucesos de aquella noche parecían un sueño pero, si era un sueño, iba a disfrutarlo mientras durase antes de despertar. 
  
Se colocó a la espalda de Belén y le azotó las nalgas. La mujer se tumbó completamente sobre Estrella, que al ver lo que iba a hacer Marcos se quedó quieta para facilitar la penetración. 
  
Marcos empuñó su ardiente espada y apuntó con ella al delicioso agujero rosado de la pelirroja. Su ojete palpitaba ligeramente en una obscena invitación a ser penetrado. Se tomó su tiempo. Quería disfrutar ese momento y que no acabara nunca... 
  
Apoyó el glande en el ano de Belén y comenzó a presionar lentamente. Era maravilloso sentir como su polla vencía le leve oposición que ofrecía el esfínter de la mujer y comenzaba a enterrarse lentamente y en toda su extensión en su culo. Centímetro a centímetro su miembro iba desapareciendo entre las nalgas de Belén, que se había quedado quieta y ligeramente en tensión. 
  
Por supuesto, el culo de Belén nunca había sido profanado, pero ahora, en este momento, lo único que pasaba por su cabeza era que quería ser follada una y otra vez, como la perra caliente que en realidad era, de todas las formas posibles y por todos los agujeros disponibles. Se sentía llena. La polla de Estrella y la de Marcos llenaban sus orificios y parecía que se iba a partir en dos. Su culo le dolía, parecía que se iba a desgarrar a cada centímetro que el hombre introducía en él. Y entonces paró. Notó el cuerpo de Marcos chocar contra sus nalgas, le escuchó respirar, sentía cada palpitación de su polla a través de la sensible piel de su esfínter. 
  
Y entonces, fue la propia Belén la que reanudó el movimiento. Primero suavemente, acostumbrándose a sentir las dos estacas dentro de ella, y después con más ritmo. Movía sus caderas con determinación y al poco tiempo los gemidos acudieron de nuevo a su boca: el dolor se estaba transformando en placer más rápido de lo que esperaba. 
  
Marcos podía notar el consolador de Estrella a través de la piel de Belén, notaba el roce y la presión que producía y eso le excitaba más. Al principio dejaron que Belén llevara el ritmo, pero la calentura hizo que el hombre comenzara a llevar él mismo el ritmo de la sodomización. Estrella se apuntó a la idea de Marcos y al poco tiempo eran ellos dos los que se follaban violentamente a Belén, que se dejaba hacer sumisa. 
  
Los gemidos inundaron la habitación durante horas, el olor a sexo y sudor impregnó la casa. No pudieron precisar cuánto tiempo estuvieron follando, pero cambiaron varias veces de postura y de agujeros, con un denominador común, Belén siempre tenía dos de sus tres agujeros llenos. La insaciable pelirroja monopolizó durante la noche las pollas de Marcos y Estrella siendo la víctima de sus insistentes puñaladas por un agujero u otro. Belén perdió la cuenta de los orgasmos sufridos en aquella interminable velada aunque, según estaba su mente en aquel momento, no habría sido capaz siquiera de contarlos.