lunes, 28 de diciembre de 2015

Mi madre y el negro X: El nuevo orden

Alicia no podía dejar de mirar las fotos de su madre, ¿Que la estaba pasando? No sentía el rechazo y el enfado del principio, ni siquiera los celos de hace un par de días. Simplemente sentía morbo y excitacion, tenía ante sí el reportaje gráfico de la primera relación lésbica de su madre y eso la calentaba. Mucho.

La noche anterior había vuelto a "sucumbir" a su hermana, Claudia la había usado nuevamente para obtener placer sin dar nada a cambio y ella lo había aceptado como si fuese lo que hubiese de ser. Y a lo mejor era así. A lo mejor estaba hecha para ser usada. Frank lo hacía y a ella le gustaba, ¿Por qué no iba a hacer lo mismo su hermana?

Cuando su madre llegó la noche anterior, ella todavía estaba en el cuarto de Claudia, tumbada boca arriba en la cama y con su hermana sentada sobre su cara, casi no podía respirar, pero le había excitado sobremanera. Facesitting, le había dicho que se llamaba eso. Había permanecido casi 30 minutos en esa posición, con el coño de su hermana en la boca y su ojete en la nariz, perdió la cuenta de cuantos orgadmosntuvo Claudia, lo único que sabía es que ella no había tenido ninguno.

Cuando regresó a su habitación se masturbó furiosamente hasta que se quedó dormida por el agotamiento.

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Los días pasaban y la situación volvía a la normalidad, o lo que se estaba convirtiendo en normalidad en aquella casa. Alicia había vuelto a la universidad una vez recuperada de sus lesiones, y el pequeño juego que se traían entre todos seguía su curso, aunque con pequeños cambios.

Siempre que Frank quería follarse a Elena iba acompañado de Becky para que la rubia la usase para su propio placer. Poco a poco iba introduciendo nuevos juegos y juguetes y Elena había aprendido a disfrutar de ello. Desde fustas y esposas, hasta un arnés con el que la mujer se follaba duramente a la chica. Cuando Frank se corría sobre ellas tenían que limpiarse la una a la otra con la lengua.

Alicia por su parte seguía recibiendo fotos de las peripecias de su madre, pero las visitas de Frank se habían reducido, un par de veces a la semana a lo sumo. Por contra, prácticamente todas las noches iba a la habitación de su hermana para ser usada por Claudia, se había convertido en una pequeña marioneta de su hermana y, extrañamente, eso le proporcionaba mucho placer, estaba empezando a actuar sumisamente ante ella incluso fuera de sus juegos de cama. 

Un día, Claudia apareció con un nuevo juguetito, era un vibrador que se conectaba por bluetooth al móvil de Alicia, y era controlado por el de Claudia, desde entonces se lo llevaba puesto a clase y trataba de aguantar las vibraciones aleatorias que le mandaba su hermana intentando que nadie se percatase.

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Un nuevo mensaje de Frank llegó al móvil de Alicia, lo miró ilusionada, aunque algo extrañada, era sábado, y normalmente los sábados Frank disfrutaba a día completo de su madre.

- Esta tarde estaré en tu casa con la zorra de tu madre. Ponle alguna excusa para irte, pero quédate escondida para ver el espectáculo.

La chica se desinfló, realmente volvería a pasar el día con su madre, aunque en el fondo estaba excitada por la idea de ver como se la follaba. ¿Vendría también con Becky?

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Después de comer, como había acordado, hizo que se iba de casa, pero se escondió en su habitación hasta que oyó llegar a Frank. Entonces bajó y desde el quicio de la puerta comenzó a espiar la situación. Efectivamente Becky estaba con ellos, vestida con su habitual atuendo de conejita, con el plug anal con forma de cola de conejo insertado en su culo, estaba a cuatro patas situada tras su madre, lamiendo su culo y su coño mientras ésta, a cuatro patas también, chupaba la polla de Frank.

Alicia comenzó a excitarse ante la visión del lascivo trenecito y llevó la mano a su entrepierna, apartó el tanga y comenzó a masturbarse mientras no perdía detalle de como la polla de Frank desaparecía una y otra vez en la garganta de su madre. La manos de Frank estaban aferradas a la nuca de la rubia, marcando el ritmo de la mamada. Desde la puerta Alicia podía escuchar perfectamente el sonido de chapoteo que producía, así como los jadeos de los amantes.

Becky separó las nalgas de Elena con una mano, mientras que con la otra, tras introducirla en el coño para lubricarlos, comenzó a meter dos dedos en el culo de la mujer. Alicia había visto como Frank sodomizaba a su madre, así que los dedos de Becky no debían ser un problema para ella, aun así, no dejaba de ser una escena impactante para la chica. Elena comenzó a bambolear sus caderas movida por el placer, buscando una penetración más profunda por parte de la joven.

- ¿Que crees que estás haciendo?

Alicia se dio la vuelta sobresaltada, y avergonzada, retiró rápidamente la mano de su coño. Era su hermana.

- Yo...

Ni siquiera supo acabar la frase, no podía desviar la mente de lo que estaba pasando en la habitación contigua. Retomó la masturbación aún estando ante Claudia, total, ella la había visto en situaciones más embarazosas aún.

- ¿No puedes ni acabar la frase? ¿Que ibas a decir? ¿"Yo sólo me estoy masturbando mientras veo como se follan a mi madre"? ¿"Yo sólo soy una zorra cachonda que no puede estar un segundo sin llevarme las manos al coño"?

La chica apartó la mano de su hermana y continuó con la suya, Alicia se sobresaltó, era la primera vez que su hermana hacía algo para proporcionarla placer a ella. Cerró los ojos y la dejó hacer.

- Desnúdate... - Susurró Claudia en su oído.

La chica obedeció y en pocos segundos estaba en cueros ante Claudia. Ésta se situó tras ella, masturbandola desde atrás, mientras seguían observando el trío que había en el salón.

Elena estaba sentada a horcajadas sobre la polla de Frank, que estaba en el sofá. La rubia gemía y gritaba cada vez más alto mientras Frank la ensartaba una y otra vez. Tras ella, Becky follaba su culo con una especie de mordaza que llevaba acoplada un consolador.

- ¿Te gusta lo que ves? - Susurraba Claudia. - A la vista está que te excita pero... ¿Que lugar desearías ocupar? - Esa pregunta descolocó a Alicia, obviamente le gustaría estar en el lugar de su madre, follada por la enorme polla de su macho pero... La imagen de Becky arrodillada y sometida a los deseos de los otros dos,amordazada y "obligada" a darles placer de esa manera tan humillante... - Te gusta ser tan zorra como mamá, ¿Verdad? Que te follen como la perra que eres, tener tu ración de polla todos los días... - El aliento de Claudia en su oído estaba volviendo loca a Alicia, que movía las caderas al compás de la mano de su hermana. - pero... Te pone mas que te usen... Ser el juguete de los demás, como nuestra amiga Becky. Te gusta ser usada y humillada sin que a nadie le importe tu placer...

Alicia cerró los ojos y dejó escapar un suspiro, estaba a cien, sentía como su cuerpo estaba a punto de estallar pero, de repente, Claudia paró. La agarró fuerte del pelo y tiró hacia atrás, obligándola a mirarla a los ojos.

- Veamos que tan perras sois.

Y diciendo esto empujó a Alicia obligándola a abrir la puerta y entrar en el salón.

En cuanto sonó la puerta se hizo el silencio, todos miraron a Alicia entrar desnuda y con su hermana sujetandola del pelo. La chica tropezó y Claudia no hizo nada por sujetarla, con lo que cayó al suelo ante Frank, su madre y Becky.

- ¡A-Alicia! ¡Claudia! ¿Q-Que?... - La mujer balbuceaba todavía con la polla de Frank y el consolador de Becky en sus entrañas. - Esto... Esto no es lo que parece.

- ¿Y que parece? - Preguntó Frank, con una sonrisa de oreja a oreja. 

Elena se quedó de piedra al ver la tranquilidad que mostraba, entonces cayó en la cuenta de que Alicia estaba desnuda. Intentó levantarse pero Frank la agarró con fuerza de las caderas, bajándola de golpe y metiendole la polla hasta el fondo. Elena grito de sorpresa y dolor.

- ¿Que está pasando aquí? D-dejame levantarme... - Suplicaba Elena.

- ¿Por qué? Hace unos minutos estabas suplicando por mi polla. ¿Es que ya no la quieres? - Frank la miró con severidad, Elena sabía que esa mirada implicaba mas de lo que aparentaba, que Frank no quería jueguecitos ni quejas.

- N-No... O sea... ¡Si! Si...L-La quiero... Pero...

- Ni pero ni nada, ¿Tienes algún problema con hacerlo delante de la gente? No es la primera vez que lo hacemos, ¿Verdad?

- No...pero...

Alicia recordó unas fotos en las que su madre se la chupaba a Frank en los baños de un bar, con gente mirando. Había otras en las que la sodomizó en un parque al aire libre.

- ¿Pero que?

- Son mis hijas...

- Mejor, así todo queda en familia. Claudia, ¿Tu tienes algún problema? - La chica negó con la cabeza. - ¿Y tu, Ali?

- N-No...

- P-pero... - Balbuceaba Elena, pero Frank la levantó en vilo y la tiró abierta de patas en el sofá.

De un golpe le clavó toda la extensión de su miembro en el coño, arrancando un gemido de la rubia. Comenzó un duro mete-saca que consiguió llevar a la mujer al borde del orgasmo. Alicia giró la cabeza, pero no podía evitar mirar de reojo la violenta follada que estaba sufriendo su madre, veía como botaban sus tetas y como se escapaban de su boca los gemidos de placer.

- ¿No es esto lo que quieres? - Decía el negro.

- SSsssiii..mmmhhhh... - Elena ya había perdido toda noción de raciocinio, su cuerpo era puro éxtasis y pertenecía por completo a aquella pantera que la estaba follando.

- Diles a tus hijas lo que eres. Que sepan quien es su madre.

Elena dudó y Frank sacó su polla de golpe, dejando un vacío enorme en la madura mujer.

- Noooo - Protestó, moviendo sus caderas hacia el miembro de Frank.

- Dilo.

- Soy... Soy una puta. Soy la puta de Frank, soy su zorrAHh! - El chico volvió a meter el rabo de un empellón. Elena se mordía los labios de deseo.

- ¿Veis lo puta que es vuestra madre? Se derrite por una buena polla. Aunque lo que le gusta últimamente es otra cosa...

Frank se llevantó dejando nuevamente a la mujer vacía y ansiosa. Desde la posición en la que estaba Alicia, podía ver perfectamente el coño abierto de su madre.

- Últimamente vuestra madre se ha aficionado a follarse a Becky. Le gusta usarla para su propio placer, ¿Verdad? - Elena aparto la mirada. - Venga, Becky. Ponte en la posición que le gusta a Elena. - La chica obediente se tumbó boca arriba, estirada. - Vamos Elena, no seas tímida, si todo queda en familia.

La mujer se tragó sus sentimientos, sabia que si no hacía caso Frank no querría volver a verla,  y estaba demasiado enganchada a el para permitirlo, estaba demasiado sometida a él. Total, era un paso más de todos los que había estado haciendo desde que empezó con el chico. Se levantó y se colocó a horcajadas sobre la cara de la chica, insertándose el consolador que llevaba como mordaza. Con la cara roja de vergüenza comenzó a montar la cara de la chica, primero dubitativa, después alentada por la excitación.

Alicia estaba a cien. La escena que ocurría ante sus ojos la estaba volviendo loca, la manera de actuar de su madre incluso ante sus hijas, la manera de usar a aquella chica sin importarle ella ni lo mas mínimo...

Una caricia la sacó de sus pensamientos, Frank se había situado junto a ella, con su enorme polla al lado de su cara. Alicia la agarró con una mano para dirigirla a su boca. La notó pegajosa. "Esta polla acaba de salir del coño de tu madre" se dijo a si misma. Un cosquilleo bajó desde su cabeza hasta su sexo sólo de pensarlo, primero olió, después probó, después devoró. Era extraño. Extraño y excitante. Era un sabor distinto al suyo y al de su hermana, pero a la vez era similar. Comenzó a lamer cada centímetro para recoger ese peculiar sabor, miró al chico a los ojos y después miró a su madre. Ésta la miraba fijamente, con una expresión mezcla de confusión y excitación. Entonces algo pasó entre ellas, una especie de click sonó en sus cabezas y se vieron la una reflejada en la otra. "Es tan zorra como yo" pensaron ambas, y eso les supuso una liberación y una aceptación de la situación en la que estaban enorme, sobre todo a Elena, que acababa de enterarse de todo. Justo en ese momento Elena de fijo en algo en lo que no había reparado. Su hija tenía un tatuaje igual al suyo, ¿Desde cuando...?

Pero algo interrumpió sus pensamientos porque, mientras eso sucedía, Claudia se había quitado la ropa y se había acercado a su madre. Sostuvo ligeramente las mejillas y besó suavemente sus labios.

- A partir de ahora todo irá mejor en casa, mamá. Cada una será quien realmente es.

Elena la miró a los  ojos sin comprender, y observó como su hija alzaba la pierna sobre su cabeza, dejando el coño ante su cara. La mujer estaba paralizada, la situación era cada vez mas bizarra, Claudia, al ver la pasividad de su madre la obligó a enterrar la cabeza entre sus piernas. Tras unos segundos de sorpresa, la chica notó como su madre comenzó a mover la lengua, de manera lenta pero segura. El cosquilleo que le producía, unido al morbo de la situación llevaron a Claudia a un orgasmo casi instantáneo, empapando a Elena.

- ¡Que poco has aguantado! - Exclamó Frank. - Tu madre lleva un rato ya y no se a corrido aun, y tú no has durado más que unos segundos.

- Vamos a remediar eso. - Dijo Claudia, picada por las mofas del negro. No le gustaba que se rieran de ella. - Ven aquí, mamá. 

Tiró del brazo levantándola, Elena se dejó hacer, sorprendida de la fuerza de su hija. Ésta la arrojó al suelo al lado de Frank y Alicia, apartó al chico de un empujón y lanzó a su hermana a las piernas de su madre.

- Vamos zorra, enseñale a mamá lo bien que se te da comer coños. - Alicia miraba a su hermana asustada. - ¡Vamos!

Sumisamente Alicia apartó la mirada y la dirigió a su madre durante unos segundos antes de enterrar la cabeza en el lugar por donde había nacido.

- P-Pero ¿Que? - Balbuceaba Elena tratando de detener a su hija.

Claudia se situó tras ella, le sujetó la mano y la tiró del pelo.

- Todos hemos visto lo putas que sois - dijo -, es hora de que jugueis juntas como buena madre e hija.

La mujer suspiró cuando Alicia comenzó a lamer, su lengua se movía con habilidad recorriendo con pausa cada rincón de su coño.

- La he enseñado bien, ¿Eh? - Decía Claudia. - Como podrás comprobar es toda una experta.

- ¿T-Tu?... - Elena intentaba hablar entre los espasmos de placer que le producía su hija. - ¿Vosotras?...

- Si. Nosotras. - Claudia se arrodilló al lado de su madre y comenzó a juguetear con sus pezones. - No te imaginas la de orgasmos que me ha dado mi hermanita mientras tu dormías plácidamente en la habitación de al lado. Le encanta ser tan zorra, igual que a ti. - Remarcó la última palabra con un pellizco que arrancó un gemido de su madre.

Frank se masturbaba lentamente viendo la escena, mientras que Becky seguía en la misma posición en la que la habían dejado. La respiración de Elena se aceleró e, inconscientemente llevó sus manos a la cabeza de Alicia, empujándola contra su coño. Alicia intensificó el ritmo, tenía la cara empapada del flujo de su madre y le costaba respirar, pero no estaba dispuesta a parar, notaba perfectamente las convulsiones que provocaba y quería llevarla hasta el final. 

La mujer no tardó mucho en estallar en un poderoso orgasmo que la hizo gritar y revolverse en el sitio. Cerró los ojos, no quería que esa sensación acabase y tampoco enfrentarse a la realidad de lo que acababa de suceder. 

- Que bonito espectáculo. - Dijo Frank. - Madre e hija demostrándose todo su amor pero, ¿No os olvidáis de algo?



El chico meneaba su enorme polla ante ellas, rápidamente las dos se situaron ante él, arrodillada la una a la otra y Frank comenzó a llevar su polla de la madre a la hija. Al principio reticentes, después completamente entregadas, lamían y chupaban el caramelo que tenían delante, se turnaban y se compenetraban para no molestarse y dar mas placer a su hombre.

No tardó mucho tiempo en derramar su semen en la cara de ambas, que lo recibieron gustosas con la boca abierta. Claudia estaba preparada para tomar una bonita fotografía familiar, con su madre y su hermana cubiertas de lefa.

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A partir de ese día nada fue igual. Las tres mujeres de la casa comenzaron a tener sexo asiduamente, Claudia era la dominante, Alicia la sumisa y Elena, dependiendo de con cual estuviese, una cosa o la otra. Rápidamente se instauró también esa cadena de mando para la vida habitual y no sólo para el sexo, así pues, Claudia disponía de su madre y su hermana a su antojo. Ellas hacían las tareas de la casa, las hacía disfrazarse, a veces de asistenta francesa, otras de colegialas, otras simplemente iban completamente desnudas...

Frank las visitaba casi todos los días y disfrutaba de ellas tanto como Claudia. La idea de los piercings en los pezones de Alicia le gustó, así que se los hizo también a Elena. Las hacía llevar una cadenita de oro enganchada a los aritos, o unos pequeños cascabeles que le gustaba hacer sonar mientras las sodomizaba...

Al tiempo acabó mudándose allí, y con él Becky. La chica era el escalafón mas bajo de la pequeña sociedad que habían montado, era poco mas que la mascota, no en vano siempre iba vestida como tal y, por supuesto, que no faltase su plug anal con forma de la cola del animal que correspondiese. 

Elena asumió su papel con facilidad, así como la verdadera cara de sus hijas, sentía un especial afecto hacia Alicia, puesto que se veía reflejada en ella, aunque no dejaba pasar la posibilidad de castigarla cuando le tocaba dominar, en parte por que sentía un pequeño acceso de celos por Frank, para demostrar que ella estaba por delante.

Alicia acabó la universidad y comenzó a trabajar en un pequeño periódico local. Fuera de casa actuaba con normalidad pero nada mas entrar sabía cual era su rol. Todavía, muchas noches se masturbaba pensando en el momento en el que todo comenzó, la primera vez que vio a su madre y al negro.

lunes, 7 de diciembre de 2015

Mi madre y el negro IX: Marcada

En el desayuno, Claudia no daba muestras de que lo del día anterior hubiese sucedido realmente, pero Alicia no podía dejar de pensar en ello, su hermana pequeña la había usado como un objeto sexual. Podía sentir en su cuerpo el morbo de lo prohibido, los sentimientos encontrafos, la humillación al ver que su hermana la había utilizado,y la excitación que eso le producía.

- Alicia... ¡Alicia! 

- ¿Q-Que pasa? 

- Estás como ida, ¿Te encuentras bien? - Preguntó su madre, preocupada.

- Si, si. Solo... Solo me estaba acordando de algo.

- Pues ves acabando que tu hermana y yo nos vamos a ir y hay que dejar todo recogido.

- Acuerdate que hoy llegaré tarde, mamá. - Dijo Claudia. - Después de clase iré a hacer un trabajo a casa de María.

- ¿Llegaras a cenar?

- Si, para la cena estaré aquí.

- Pues te quedarás sola otra vez cariño - dijo dirigiéndose a Alicia. - Yo tampoco estaré aquí en todo el día. ¿Estaras bien?

- ¿Eh? Si si... No os preocupéis. - La imaginación de Alicia voló pensando en tener otro encuentro con Frank, ¿Lo habría preparado él la ausencia de su madre, al igual que el día anterior?

En cuanto se quedó sola en casa sacó el móvil.

- Hola, Frank. - Escribió.

- Hola. ¿que ocurre?

- Otra vez voy a estar sola en casa y... Me preguntaba si querrías repetir lo de ayer. 

- ¿Te gustó?

- ... Si... Fue... Fue diferente.

- ¿Diferente? Jaja nunca lo habría expresado así. A mi también me gustó mucho estrenar tu culo, creeme cuando te digo que no será la última vez que lo haga.

- Entonces... ¿esta tarde...?

- Si que te debió gustar para estar tan impaciente ;) pero, "lamentablemente" hoy no puedo. Como sabrás bien, tengo otra zorrita a la que atender y, debido a tu estado de salud no he podido darle el trato que se merece. Entre tu estado y el adiestramiento de nuestra nueva amiguita... 

- Mi... ¿Mi madre?

- Exacto. Está desesperadita por que me la folle, mas o menos como tú, y no quiero hacerla defraudarla. Así que hoy te tendrás que aguantar.

- D-De acuerdo...

El mundo se le vino encima, estaría sola todo el día, realmente sola. Y además, sabiendo que Frank estaría follandose a su madre.

Entonces se le ocurrió. Realmente si que tenía algo que hacer...

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Nunca había estado en un lugar así, era algo oscuro y le parecía un poco siniestro, con todas aquellas fotos en las paredes, pero estaba decidida y ya no quería dar marcha atrás. En el mostrador se encontraba un hombre fornido, por no decir obeso, calvo, con barba y el cuerpo lleno de tatuajes. Se acercó a él.

- H-Hola. Venía... Venía a hacerme un tatuaje.

- Hola. ¿Sabes el diseño que quieres? ¿O prefieres mirar alguno? - Dijo el hombre, señalando un cuaderno lleno de diseños.

- No no, lo tengo claro. Quiero una pica negra, de la baraja francesa, con una F mayúscula dentro.

El hombre la miró con una expresión extraña mientras una media sonrisa se marcaba en su cara.

- Vaya, no sabía que eras de esas... Es una lastima. - Añadió con fingida cara de pena.

- ¿De esas? ¿A que te refieres? - Alicia estaba confusa, ¿Que era ese tatuaje?

- Sabes lo que significa, ¿no? Por eso lo quieres... - El hombre vio la duda en la cara de la chica y continuó hablando. - ¿No es ese el tatuaje que os hacéis las que solo queréis que os folle un negro? Lo del rollo ese de la reina de picas... Ya la pueden tener grande para que os dejéis marcar así...

La cara de Alicia se puso colorada tan rápidamente que creía que le iba a estallar la cabeza.

- No te preocupes, no eres la primera que me lo pide, y tampoco serás la última seguramente.

Alicia comprendió ahora por qué Frank le había pedido a su madre que se tatuase ese símbolo... Demostraba su total sumisión hacia él... Y ella iba a hacer exactamente lo mismo...

- ¿Donde lo quieres? - Preguntó el hombre.

- Eh... En una nalga... Aquí, en la izquierda. - Se señaló el lugar.

- Ya veo... Túmbate aquí, boca abajo. En seguida lo tengo todo a punto.

Alicia se tumbó, llevaba una falda tableada que el tatuador levantó ligeramente dejando a la vista su culo, sentía vergüenza y a la vez excitación al exhibirse así delante de aquél hombre. Por supuesto, se había puesto tanga como Frank la "recomendaba" así que el hombre que estaba sobre ella tenía una visión perfecta de su culo.

Al notar el zumbido de la maquina de tatuajes se tensó, esperando sentir un enorme dolor al recibir los pinchazos.

- Relajate, ya verás como no te duele nada. - Dijo el tatuador. - Además, no tardaré mucho.

Efectivamente el dolor era muy ligero, mucho mas leve de lo que se esperaba. El hombre no tardó mas de media hora durante la que Alicia estuvo continuamente rogando que no se diese cuenta de lo excitada que estaba. Si lo había hecho o no, no dio muestras de ello, mas allá de una palmada en la nalga derecha para indicar que había terminado. Alicia no protestó.

Cuando hubo terminado cogió su bolso para pagar y, al mirar el móvil vio que tenia varios mensajes de Frank, suponía el contenido de los mismos, pero no se esperaba la sorpresa que se llevo cuando los vio. Levantó la vista, boquiabierta y vio un pequeño estante con multitud de aritos y piercing. Una locura acudió a su mente.

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Claudia llegó a casa antes de lo esperado. Sabia que su madre todavía estaba con Frank, así que solo debería estar su hermana en casa. Un cosquilleo recorrió su entrepierna al recordar la noche anterior, como había usado a su hermana para su placer y como esta lo había aceptado sin rechistar. Estaba hecha toda una zorra, al igual que su madre.

Cuando entró se encontró la casa a oscuras.

- ¿Ali? - Llamó dubitativa.

- ¡Aquí arriba!

Claudia siguió la voz, pero su hermana no estaba en su habitación, sino en la de Claudia.

- ¿Que haces aquí? - Preguntó. Alicia estaba sentada en el borde de la cama, en una posición algo rara. - ¿Que te pasa?

- Hay algo que quiero enseñarte. - Dijo seria. Se movió un poco y puso una mueca de dolor.

- ¿Te encuentras bien? ¿Te han hecho algo? - Claudia recordó asustada lo mal que lo pasó cuando se enteró del incidente con Rebeca.

- Si... Es decir, no... Pero... Mas o menos.

Alicia se dio la vuelta y levantó ligeramente su falda, enseñando a su hermana su culo enrojecido adornado con su nuevo tatuaje.

Claudia se quedó boquiabierta, no se esperaba algo así. Había ido por iniciativa propia a hacerse el mismo tatuaje que su madre, a ella la había tenido que convencer Frank, aunque cierto es que no le costó mucho...

- ¿Sabes lo que eso representa? ¿Eres consciente de lo que has hecho?

- Si...En un principio creí que era algo entre mama y Frank nada más... Después, el tatuador me dijo algo... Y al llegar a casa he estado buscando información.

- ¿Y?

- Y estoy dispuesta.

- ¿Estas dispuesta a reconocer que eres inferior? ¿Que tu cuerpo está a disposición de cualquier negro? - Claudia no salia de su asombro al ver como Alicia asumia eso tan fácilmente. - Cualquier negro que vea tu tatuaje sabrá que no eres mas que una sucia furcia para el...

- Yo... Si Frank ha querido esto para mamá, estoy dispuesta a aceptarlo yo también. Y... Y no es lo único que he hecho...

Claudia la miró con curiosidad.

- ¿Qué...? - Comenzó a preguntar mientras su hermana desabrochaba su camisa y le enseñaba dos brillantes aritos dorados en los pezones. - Estás hecha una verdadera zorra, hermanita. - Se acercó y acarició suavemente los adornos, Alicia se estremeció, no dejando claro si era de dolor o de placer. - Haces todo esto para demostrarle a Frank que no tienes nada que envidiar a mamá, ¿verdad? - Alicia bajó la mirada, avergonzada. - ¿Sabes lo que ha estado haciendo mamá esta tarde? - Su hermana asintió - ¿Sabes con quien ha estado?

- S-Si... Frank me ha mandado fotos. No... No esperaba algo así...

- Y eso te ha puesto cachonda, ¿Cierto? Cachonda y celosa... Tanto como para anillarte los pezones.

Claudia volvía a analizar acertadamente las manera de actuar de su hermana. La chica llevó una mano a la entrepierna de Alicia, arrancándola un suspiro.

- ¿Te gustó lo de ayer? - Susurró - Te excita sentirte usada, ¿Verdad? Incluso por tu hermanita pequeña. 

Alicia tenía los ojos cerrados, todos sus sentidos  estaban puestos en la mano de su hermana, que buceaba bajo su tanga. Intentó contestar a la pregunta pero de su boca sólo salió un ligero gemido.

- Túmbate. - Dijo Claudia imperativamente. - Vamos a ver si ayer aprendiste la lección.

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Unas horas antes Elena llegaba a casa de Frank. Abrió la puerta sin llamar como hacía siempre, pasó al recibidor y comenzó a quitarse la ropa como sabía que le gustaba a él. Se quedó únicamente con los tacones, las medias y un sugerente conjunto de encaje azul, compuesto de tanga y sujetador de balcón, que dejaba sus tetas medio expuestas.

Al avanzar hacia el salón, donde sabía que le esperaba él, pasó frente al espejo del pasillo, viendo su cuerpo reflejado. El rubor acudió a dud mejillas por verse en esa situación, pero también se excitó. No podía negar que aquello le gustaba. Aquél chico le había descubierto un mundo que nunca había conocido, un mundo de placer, sumisión y, en cierta manera, liberación.

Entró al salón y encontró a su adonis esperándola, sentado en el sofá con su impresionante torso desnudo. El bulto en su entrepierna denotaba que él también estaba esperándola con ansia.

- Hola, zorrita. ¿Me habías echado de menos?

Sin decir nada, Elena se abalanzó sobre él, necesitaba tocarle, besarle... Necesitaba que la hiciese suya una vez más.

Frank no desperdició ni un momento y agarró fuertemente a la mujer de las nalgas, montándola sobre él a horcajadas. Inmediatamente Elena se frotó contra él, buscando el contacto de su dura polla. Le estaba devorando a besos, disfrutando del momento que tanto había ansiado, que tanto necesitaba. Se separó de él y, mirándole a los ojos comenzó a descender hacia el suelo con la mirada cargada de lujuria. Pocos segundos tardó en liberar el inmenso miembro del chico y comenzar a lamerlo de arriba a abajo. Frank puso su mano sobre su cabeza, guiándola, marcando el ritmo, aunque ya lo hacía ligeramente.

Al principio a Elena le costaba mucho tragarse la polla del chico, pocas veces había hecho sexo oral y, por supuesto, nunca con una tan grande, así que Frank la guiaba, forzándola a tragar un poquito más cada vez, hasta que fue capaz de hacerlo ella sola. La mujer sintió una punzada de orgullo al pensar en como había mejorado en materias sexuales, y todo gracias a él. Ahora, la mano era más simbólica que otra cosa, a la mujer le excitaba sentirse dominada y obligada, y a Frank le sucedía lo mismo.

Como de costumbre, Frank cogió el móvil y comenzó a fotografiarla. Al principio la mujer había tenido reparo con ello pero después, como con el resto de juegos que él proponía, había transigido y había llegado a gustarle, hasta el punto de ser ella la que posaba voluntariamente, mirando a la cámara con lascivia, mostrando su lengua repleta de semen, abriendo sus piernas para mostrar su sexo y su culo... Incluso se había dejado hacer vídeos. A veces, revisionaban juntos el material y acababan follando de nuevo.

- Hoy tengo un nuevo juego para ti. - Dijo el chico.

Elena se estremeció, la última vez que dijo eso, fue sodomizada por primera vez en su vida, acabó gustándola, si, pero al principio el dolor fue insoportable. 

- Sabes que haré todo lo que quieras que haga. - Replicó la mujer, dando ligeros lametazos en el glande del chico entre palabra y palabra. - Soy tuya por completo.

Frank sonrió al escuchar esas palabras, se llevó una mano a la boca y silbó. Elena tenía curiosidad por ver de que se trataba, estaba expectante. Unos segundos después, una preciosa morena vestida de conejita avanzaba con paso firme hacia ellos, Elena se quedó boquiabierta, no se esperaba eso. La morena se arrodilló en el sofá para dar un húmedo beso al negro, dejando su culo justo ante la cara de Elena y, sin que a ésta le diese tiempo a reaccionar, se arrodilló a su lado y la besó en la boca.

Elena estaba paralizada, no se esperaba algo así. La chica arrebató la polla que tenía entre las manos, se la tragó entera y, acto seguido volvió a besarla. La rubia miró a su hombre, que asintió ligeramente con la cabeza. Ese gesto sirvió para despejar las dudas de la mujer, que imitó a su compañera tragándose el rabo y después besándola.

Frank disfrutaba de la maravillosa mamada a dos bandas sin perder detalle con su cámara hasta que le llegó el orgasmo, que descargó abundantemente en la cara de las dos zorras que tenía a sus pies.

Las chicas se quedaron arrodilladas, mirándole fijamente, Elena tenía dibujada la confusión en la cara, pero estaba claro que lo había disfrutado y que tenía ganas de más.

- ¿Te ha gustado la sorpresa, zorrita? - Elena se puso roja y agachó la mirada. - Te he hecho una pregunta.

- Si... M-me ha gustado... - Miró de refilón a la joven que tenía al lado. Tenía una mirada extraña, como si no estuviese completamente ahí.

- Me alegro, por que quiero que te lleves bien con tu nueva amiga. Lo primero es presentaros. Elena, ésta es Becky. Becky, ésta es Elena. Quiero que la trates tan bien como al resto de tus amigas, ¿De acuerdo? - Becky asintió, con una sonrisa de oreja a oreja. - Y tu, Elena. Quiero ponerte a prueba, eres mi zorra, mi puta, ¿No es cierto? - Elena se estremeció al oír eso, sentirse inferior a su hombre la excitaba. Asintió también. - Pues quiero que trates a ésta perra como lo que es. Quiero que la uses para tu placer, que la humilles, que la sometas... Quiero que la trates como si fuera tu esclava.

Elena miró asombrada a Frank, después miró a Becky y notó que su respiración se había acelerado, frotaba ligeramente sus muslos, ¡Estaba cachonda! Lo que la esperaba le gustaba y... A ella también. Su coño estaba chorreando.

- Pero... - Balbuceó. - Yo no soy lesbiana... 

- Serás lo que yo diga que seas, puta. - La voz del chico se volvió brusca por un instante, lo que eliminó todas las dudas de la mente de la rubia. - ¿No te has quedado con ganas de correrte? ¿No quieres ver como esta preciosidad te lleva al orgasmo una y otra vez? Tendrás a tu propia esclava que atenderá todos tus deseos...

Elena dudaba, realmente necesitaba correrse, estaba muy cachonda, pero quería que Frank la follase... Aunque sabía que si no le hacía caso no obtendría nada de él. Miró a la chica, realmente era preciosa...

Elena reunió coraje, se sentó en el sofá ante Becky y, mientras miraba a Frank a los ojos se abrió de piernas.

 

La chica no necesitó que la dijera nada, se acercó al coño de la rubia y, como si fuera un pequeño ritual, comenzó primero a olerlo, aspirando fuertemente el aroma a sexo que desprendía. Ese acto le resultó sumamente morboso a Elena, que notaba el aliento de la chica en su entrepierna. La lengua de la morena comenzó a recorrer el interior de sus muslos, acercándose cada vez mas a su objetivo pero sin alcanzarlo, haciéndose desear. Elena jadeaba profusamente y comenzaba a mover las piernas buscando el contacto.

- ¿Te gusta? - Preguntó Frank.

- Mmmmmm. - Asintió la rubia, mordiéndose los labios.

- ¿No quieres que llegue hasta el final? Es tu perra, ordénaselo. Oblígala. Hará todo lo que la mandes. 

Elena cerró los ojos y suspiró, agarró a Becky de la nuca y le hundió la cara en su coño.

- Lámeme el coño, zorra, no vas a parar hasta que me corra en tu cara.

Frank sonrió al ver esa actitud en su perra, como forzaba a la chica a devorarla, casi no la dejaba ni respirar. Los jadeos se hacían mas intensos cada vez, estaba a punto de llegar al orgasmo.

- Como disfrutas con esto, ¿Eh? - Le susurró el chico al oído. - Eres toda una ninfómana, una zorra esclava del sexo. - Elena cada vez estaba más cerca de explotar, la profunda voz de Frank en su oído la calentaba más aún. - Mírala, ¿que edad tendrá? Podría ser tu hija, y aquí estás, obligandola a comerte el coño. - La mujer abrió los ojos de la impresión - Yo creo que sera de la edad de Alicia, ¿No te parece? - Por un momento la racionalidad se abrió paso en su mente, pero la lengua de Becky la devolvió al fondo de su mente. Mientras la idea de que aquella chica podría ser su hija rondaba su cabeza, su cuerpo estalló en un intenso orgasmo sobre ella.

Elena se quedó en el sitio mientras su cuerpo vibraba de placer, ya había soltado la cabeza de Becky, pero ésta no paró de lamer ligeramente su sexo.

Frank se levantó del sofá.

- ¿Por qué...? - Preguntó abrumada Elena. - ¿Por que dijiste eso de mi hija? Ahora no me lo puedo quitar de la cabeza. 

- No es ninguna mentira, ¿Es de la edad de tu hija o no? Además, no puedes negar que te ha puesto cachonda la idea. - Elena apartó la mirada. - Seguramente tus hijas son tan zorras como tú, aunque no lo quieras ver. 

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Elena llegó a casa abrumada y con la cabeza llena de dudas, ¿Como podía haberle excitado pensar así de su hija? Frank la estaba convirtiendo en un monstruo, pero... Pero adoraba ser su zorrita.

miércoles, 16 de septiembre de 2015

Mi madre y el negro VIII: Aceptación

Cuando Alicia se incorporó y comenzó a caminar, se dio cuenta de lo que significaba que un hombre como Frank la hubiese sodomizado. 

Dolía. Mucho.

Al sentarse su cara formó una mueca de dolor.

- ¿Que pasa? ¿Te duele? - Dijo su hermana, riéndose. - ¡Anda! ¡Ni que te hubieran roto el culo!

Soltó una carcajada, riéndose de su propia broma y se sentó junto a su hermana. Becky se arrodilló en el suelo entre las dos y Frank trajo algo de beber.

Después de un largo silencio, Alicia no pudo evitar preguntar.

- ¿En algún momento me vais a explicar de que va todo esto?

Frank y Claudia se miraron. 

- ¿Por donde quieres empezar? - Preguntó su hermana.

Alicia pensó rápidamente, ¿Que quería saber primero? Que hacía su hermana allí vestida así, desde cuando lo sabía todo, cual eran su relación con Frank... Pero había algo que la desconcertaba todavía más...

- ¿Que le habéis hecho a Reb... Becky? - Preguntó finalmente señalando a la chica.

- Es algo complicado... - Comenzó Frank. - ¿Te acuerdas del día que salimos por la noche, el hombre al que compré droga? - Alicia asintió. - Ese hombre se mueve por unos círculos algo oscuros, conoce gente. Podemos resumirlo en que me debía un favor y me consiguió una especie de... Suero.

- ¿Un suero?

- Si. Por lo que me dijo sirve para convertir a alguien en una especie de esclavo sin voluntad. Aquí tienes los resultados. 

Alicia miro a la chica. La agresiva mujer que le había dado una paliza estaba sumisamente arrodillada a su lado, vestida de conejita y con un plug anal con forma de cola de conejo.

- No digo que no quisiera vengarme, pero esto...

- Lo hicimos por ti, Alicia. - Argumentó Claudia. - No podíamos perdonar lo que te había hecho.

- ¿Y que pintas tu en todo esto? 

- Yo... Les vi. Igual que tú vi a Frank con mamá, hace... hace un tiempo. Fui a hablar con Frank. - Alicia miró al chico con algo de odio, ¿A su hermana pequeña tambien se la follaba? - No, Alicia. No es lo que piensas. Frank y yo nunca hemos hecho nada. Yo... Soy lesbiana.

- ¡¿Que?! ¿Por que no me habías dicho nada? 

- ¿Quieres que siga contando? ¿O me vas a seguir haciendo preguntas?

- Perdón... Continúa.

- Como decía, hablé con Frank, no se por qué pero ver a mamá de aquella manera me excitaba, así que hicimos un trato: Él me avisaba cuando iba a estar con ella para que pudiese verlo a escondidas, o me enviaba fotos y vídeos, y yo hacía lo mismo cuando estuviese con alguna amiga. Además, los dos compartimos el gusto por ver sometida a nuestra pareja, así que nos dábamos ideas, nos proponiamos retos...

- ¿Retos? ¿Que tipo de retos?

- Juegos. Por ejemplo me decía que no sería capaz de que una compañera de clase llevara unas bolas chinas durante todo el día. Yo debía demostrarle que sí era capaz. Es divertido. - Añadió, ante la mirada de asombro de su hermana.

- P-pero... - En la cabeza de Alicia acababa de aparecer una idea que la asustaba. - Tu... ¿Tu también le proponías retos? - Claudia sonrió y asintió. - ¿C-Con mamá?

- Como ya te he dicho, la situación me daba mucho morbo... Al principio eran cosas pequeñas, que se pusiera algún tipo de ropa, que le hiciera un striptease, que se masturbase con un vibrador... - Alicia se acordó inmediatamente de Manolo, el juguete que le regaló su hermana. - Luego... Luego le dije que tenía que conseguir demostrarme que mamá era completamente sumisa a él. - Alicia se quedó mirando a su hermana, sin comprender. - ¿Has visto el tatuaje que lleva nuestra madre en el culo?

Eso era el límite, ¡Había sido idea de Claudia! Se levantó aturdida y salió corriendo en dirección a su cuarto. Necesitaba estar sola.

Frank y Claudia se miraron, sonriéndose. Habían esperado una reacción así por parte de Alicia.

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Alicia no salió de su cuarto en el resto de la tarde. Por lo que escuchó, Frank se llevó a Becky poco antes de que llegara su madre, así que ésta no vio nada raro. 

Estuvo todo el rato dándole vueltas a lo que había sucedido ese día. Estaba claro que no conocía a su hermana ni la mitad de lo que creía. No sabía lo que pensar, le parecía horrible lo que había hecho Claudia pero, ¿No había actuado ella de un modo similar? La había excitado ver a su madre con Frank, y había ido detrás del chico aún sabiendo lo que había hecho con ella. La situación era tan...surrealista.

"Mi hermana me ha visto correrme... ¡Dos veces!"

Le dolía el cuerpo. Le dolía el culo. Pero se sentía bien, extrañamente bien. Se había entregado completamente a Frank y eso la agradaba.

"No. Totalmente no." Pero, ¿Seria capaz de hacerlo?

Sintió la puerta de su habitación abrirse lentamente, ¿Que hora era? Era bien entrada la noche, debía estar todo el mundo durmiendo.

- ¿Que tal estás? - Preguntó Claudia. Cerró la puerta y se sentó en el borde de la cama, junto a su hermana.

- ¿Como crees que estoy después de lo que ha pasado hoy? - Claudia la acarició el pelo en un intento de relajarla, pero Alicia le quitó la mano. - Estate quieta. Creía que te conocía.

- Ali... Yo... No te dije que me gustaban las mujeres por que no quería que reaccionases mal...

- ¿Eres imbécil? Eso me da igual, puedes acostarte con quien quieras que seguirás siendo mi hermana. Pero... ¿Por qué le hacías eso a mamá?

- ¿Hacerle qué?

- ¿Como que qué? Lo de los retos, hacer que Frank la obligase a todas esas cosas.

- ¿Que Frank la obligase? ¿Realmente crees que Frank la obligó a algo? Yo sólo le daba ideas y él predisponía a mamá a hacerlas, nada más.

- Pero...

- Ni pero ni nada. ¿Crees que mamá no lo disfrutaba tanto como él? 

La cara de lascivia de su madre mientras Frank la sodomizaba acudió a su mente, no, no parecía que estuviese obligada.

- ¿No lo disfrutabas tu? - Continuó Claudia. - ¿No te ponía cachonda ver a mamá en esas situaciones? ¿No acabaste tu haciendo lo mismo que ella?

Alicia sabía que tenía razón, la excitaba ver a su madre sometida a aquél chico... La excitaba verse a si misma sometida a él... Pero era tan duro reconocerlo...

De manera inesperada, Alicia notó como la mano de su hermana buceaba bajo las sábanas, directa a su entrepierna. Rápidamente encontró su objetivo.

- ¿Que haces? - Gritó asustada, apartando su mano.

- Ssshhh. No querrás despertar a mamá.

- Estate quieta. - Dijo en un tono mas bajo. - ¿Que pretendes?

- Sabes perfectamente lo que pretendo, ni que fueras una niña pequeña. - Claudia se echó sobre su hermana, sus pezones erizados traslucían a través del camisón que llevaba. 

- No... Claudia, para. Eres... Eres mi hermana... Y a mi no me gustan las mujeres.

- Bien que te ha gustado que Becky te comiera el culo hoy. 

La cara de Alicia se tornó roja, la resistencia de su mano se hizo más floja, lo suficiente para que Claudia alcanzase su sexo de nuevo. 

- No...

- No puedes negar que esto te excita. Estás empapada.

Alicia cerró los ojos y los apretó con fuerza, deseando no estar en esa situación, no tener que debatirse entre dejarse llevar por el placer o por la moralidad, aunque sabía perfectamente que elección ganaría en ese debate.

- Oh... - Suspiró cuando su hermana comenzó a besar su cuello. - Claudia, ¿Por qué...?

- ¿Y por qué no?

La mano de la chica se movía cada vez más rápido. "Es algo ruda" pensó Alicia, aunque eso no le desagradaba, la hacía sentir más sometida.



La boca de Claudia comenzó a ascender por su cuello hasta llegar a su boca, fundiéndose en un cálido beso incestuoso. Alicia, ya fuera de control, buscó la entrepierna de su hermana y le devolvió las atenciones que estaba recibiendo. Sus alientos se fundían en uno sólo, acompasando sus jadeos y gemidos. De repente Claudia se levantó y apartó las sábanas de golpe.

- Es hora de pasar a mayores, hermanita, haz que me sienta orgullosa de ti. - Se sentó a horcajadas sobre su cara. - Vamos, no seas tímida.

Alicia no se esperaba eso, pero estaba caliente, muy caliente. Esa situación prohibida le producía un morbo que jamás había llegado a imaginar, tenía ante su cara el coño de su hermana, estaba completamente depilado, y húmedo, muy húmedo. Le llegaba claramente el olor a sexo de esa fruta prohibida que tenía ante sí, llevó las manos a las nalgas de su hermana para tener un apoyo y acercó su boca lentamente, con el remolino de sensaciones dando vueltas en su cabeza.

Y chupó. Probó por primera vez el sabor del sexo femenino, del coño de su hermana. Era agradable. Pudo notar sobre ella como Claudia se estremeció ante el contacto, dio otro lametón y después otro más.

- Uff, eso es hermanita... 

Alicia se animó al ver que a su hermana le gustaba lo que hacia y aumentó el ritmo. Su lengua recorría el coño de arriba a abajo, su cara estaba empapada de flujo, sus manos aferraban con fuerza el culo de su hermana y su propio vino estaba empapado.

Claudia agarró a su hermana de la cabeza y la enterró en su entrepierna con firmeza. Alicia se sorprendió de nuevo de la brusquedad de su hermana, pero eso la excitó mas aún, era una zorra y le gustaba que la trataran como tal. Claudia comenzó a realizar movimientos de vaivén, estaba frotándose contra su cara. Los movimientos cada vez eran mas fuertes y rápidos, a Alicia le costaba respirar pero Claudia no parecía darse cuenta.

Tardó poco en estallar en un tremendo orgasmo sobre la boca de su hermana. Alicia notaba como el coño de Claudia se contraía en espasmos de placer mientras el flujo bañaba su cara. Claudia se derrumbó a un lado de la cama.

- Eres una lame-coños de primera, hermanita. - Le dijo. - Ahora me voy a mi habitación antes de que mamá se despierte.

Le dio un suave beso en los labios, relamiéndose después debido a sus propios jugos y salió del cuarto, dejando a Alicia excitada y desorientada. Su hermana acababa de dejarla a medias. Recapacitó sobre ello, su hermana la había usado como un mero objeto, usándola única y exclusivamente para su placer, sin importarle el de ella. Se sentía zorra, se sentía usada, se sentía sucia, pero eso no hizo más que excitarla más. Sacó a Manolo del cajón y lo insertó de golpe en su coño, follandoselo frenéticamente hasta alcanzar el orgasmo.

Claudia, que se había quedado tras la puerta, sonrió al escuchar el ligero zumbido del vibrador y los gemidos que su hermana era capaz de ahogar. "Eres toda una zorrita sumisa, hermana." pensó mientras se dirigia, ahora si, a su cuarto.

Alicia tardó unos minutos en recuperarse del intenso orgasmo que había experimentado, todavía le temblaban las piernas. Cogió el móvil y vio que eran mas de las tres. 

En su cabeza solo podía pensar en una cosa, quería demostrar a Frank lo que era, en lo que el la había convertido. Estaba decidida, se marcaría como la zorra que era.

Iba a tatuarse.

viernes, 28 de agosto de 2015

Mi madre y el negro VII: Regalo

Cuando Alicia llegó a casa con su madre, estaba vacía.

- No se donde estarán Frank y tu hermana. Habrán salido a tomar algo. - Dijo Elena.

- ¿Frank? ¿Frank está aquí?

- Si, es un chico majisimo. Se ofreció a hacernos compañía mientras estábamos contigo en el hospital. El también estaba muy preocupado por ti.

Alicia sabía perfectamente el tipo de compañía que le había hecho a su madre, sólo esperaba que con su hermana se hubiera comportado...

La chica subió a su habitación y se dio una ducha, necesitaba despejarse y aclarar sus ideas. Mientras se enjabonaba, le molestaban todavía las magulladuras, pero estaba realmente mucho mejor ya.

Sus pensamientos volaban hacia lo que había vivido los últimos días. Frank, su madre, Gonzalo, su hermana, Rebeca... Pero siempre acababan en Frank. Su visión sobre el había cambiado mucho, primero no le aguantaba, después le odió por lo que le vio hacer a su madre, luego vino la excitación y el morbo, mas tarde una especie de dependencia a su hombría, y ahora... Ahora sentía que realmente le importaba, el a ella y ella a el. Alicia notó un cambio en él cuando estuvo en el hospital y se dio cuenta de que realmente se preocupaba por ella. No era simplemente su "zorrita"...

Mientras se vestía de nuevo, llegó su hermana.

- ¡Hola hermanita! Me alegro de que estés en casa. - Le dio un afectuoso abrazo de nuevo. 

- Yo también. ¿Donde estabas?

- Tenía que hacer unos recados fuera de casa. ¿Te duele mucho? - Mientras decía eso agarró una teta de Alicia y la apretó.

- ¡Aaaah! ¿Eres imbécil? - Intentó darle una colleja pero su hermana era más rápida, y más aun con el cuerpo dolorido.

Claudia se estaba partiendo de risa, a una distancia prudente, claro.

- Es una broma, Ali, no te mosquees.

Alicia resopló, intentando soportar las "bromas" de su hermana.

- ¿Y donde está Frank? Mamá me dijo que se había quedado con vosotras.

- Se ha ido a su casa a descansar, ¿Querías algo de él?

- No, no... Sólo... Era por curiosidad. Quería agradecerle como se ha preocupado por mí...

- Bueno, ya se pasará por aquí. Me voy de nuevo, sólo quería ver que estabas bien otra vez.

- ¿Te vas otra vez? ¿A donde?

- Ya te lo he dicho, tengo que hacer unos recados.

- ¿Unos recados, que...?

Pero Claudia ya se había ido, dejando a su hermana con la palabra en la boca.

Pasaron unos días en los que Alicia comenzó a desesperarse. Mientras se recuperaba no iba a la universidad, así que pasaba los días con su madre en casa. Claudia sin embargo, no paraba. Cuando llegaba de las clases se iba de nuevo a hacer unos "recados"... Alicia no sabia lo que era pero no le daba buena espina.

- Dejala en paz... - Decía su madre. - Está en la edad del pavo aún. No te preocupes por tu hermana.

Pero se preocupaba. Por su hermana y por Frank. Desde que le dieron el alta no había vuelto a saber nada de él. Ni apareció por su casa ni le mandaba mensajes ni nada. Notaba a su madre inquieta también, suponía que por la misma razón que ella. Al tercer día Alicia escribió un mensaje al chico sin obtener respuesta, probó de nuevo esa noche y al día siguiente también con idéntico resultado. ¿Por qué había desaparecido así?

Cada noche se masturbaba pensando en Frank y se dormía entre lágrimas de desesperación. 

Una mañana volvió a escribir, aunque ya no esperaba obtener ninguna respuesta.

- Frank, ¿Que te pasa? ¿Te has olvidado de nosotras? Por favor... Da señales de vida, yo... Necesito saber de ti...

- Esta tarde a las 8 estaré en tu casa. Espero que estés lista.

La cara de Alicia se iluminó de repente.

- ¿Que pasa hija? - Preguntó Elena al verla así.

- Oh... N-Nada... Acabo de recibir una buena noticia, nada más.

- Aah... De acuerdo. Por cierto, esta tarde tendrás que quedarte tu sola en casa. Tengo que ir a casa de la vecina, ha comprado la Termomix y no sabe como usarla.

- ¿Como? - ¿Era simple casualidad? ¿O Frqnk sabía que su madre no iba a estar?

- Vamos, hija, no te pasará nada, esa chica no creo que se acerque por aquí, - Elena malinterpreto la reacción de su hija. -además, estaré ahí al lado.

- Vale mamá. No te preocupes, estaré bien. Voy a... - Salió de la sala señalando hacia su cuarto, ni siquiera le salían las palabras.

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Eran las 8 pasadas y Frank estaba llegando a casa de Alicia. Realmente tenía ganas de verla. Quería haber venido mucho antes pero tenía otras cosas que hacer, cosas que no podía retrasar.

Cuando se enteró de lo que le había pasado la rabia y la ira lo inundó. Después, cuando comprobó que las lesiones no eran tan graves, pudo pensar fríamente. Se le había ocurrido un plan, pero necesitaba a alguien para llevarlo a cabo...

Llamó al timbre y esperó.

Estaba relajado, no tenía intención de follarse a Alicia puesto que no sabía el estado de su recuperación, por eso, cuando la vio al abrir la puerta la sorpresa fue mayor.

- Hola Frank. Cuanto tiempo.

Frank no contestó, solo miraba de arriba a abajo a la preciosidad que le había abierto la puerta.

Alicia se había puesto su conjunto de lencería mas atrevido. Un corset morado y negro, que apretaba sus tetas formando un acentuado escote, un tanga minúsculo a juego, liguero, medias hasta medio muslo y tacones morados. Los labios rojo pasión mostraban una sonrisa perversa.

- ¿Te ha comido la lengua el gato? - Insistió la chica.

Frank se adaptó a la inesperada situación y nuevamente tomó el control de sí mismo. Sonrió ampliamente y se lanzó a la boca de Alicia. Cerró la puerta y la llevo hacia el sofá mientras con las manos recorría todo su cuerpo. Cuando la tumbó, ésta dejó escapar un pequeño grito de dolor.

- ¿Todavia te duele? - Preguntó Frank.

- No te preocupes por eso, hazme lo que tengas que hacer.

Frank dudó, le gustaba follar duro, pero no quería hacer daño a la chica. La acarició el pelo en un gesto que Alicia no le había visto nunca, lleno de ternura. Pero eso no era lo que la chica estaba buscando, quería demostrarle que haría todo lo que quisiera.

Empujó a Frank por el pecho y le sentó en el sofá. Desabrochó sus pantalones y liberó a la bestia que tenía entre las piernas. Frank vivia la escena con una mezcla de excitación, satisfacción y orgullo. Observaba la mirada de lujuria de Alicia mientras comenzaba a masturbarme y veía la misma mirada de zorra que tenía su madre.

"Son dos gotas de agua" pensó "Igual de zorras"

Pocos segundos tardó la chica en llevarse la polla a la boca, tragando con avidez. Con suavidad cada vez iba introduciendo más carne ennsu garganta hasta que la tuvo entera dentro.

- Estás hecha toda una tragapollas. - Dijo Frank. - Ya no tienes nada que envidiarle a tu madre.

Alicia de levantó, sonriendo y se bajó el tanga, tirándolo a la cara del negro.

- Si que tengo algo que envidiarla, pero vamos a solucionarlo ahora mismo.

Se arrodilló y pegó la cara al suelo, separándose las nalgas con las manos.

- ¿Estás segura? Una vez empiece no pararé.

- Cállate y fóllale el culo a tu zorra.

Alicia cerró los ojos, esperando que llegara el dolor, estaba deseando hacerlo, pero sabía que sería duro. Había practicado casi todas las noches con Manolo, y ya recibía el juguete en su culo con bastante soltura, pero el tamaño de la polla de Frank...

Abrió los ojos con sorpresa al notar un suave cosquilleo en su ano, ¡Frank se lo estaba chupando! Nunca se lo habían hecho y no habría imaginado que sería una sensación tan agradable. La lengua del chico dibujaba círculos alrededor de su ojete, bajaba lentamente por la sensible piel entre el culo y el coño y jugueteaba un poco en su sexo antes de volver a subir. De vez en cuando, introducía rápidamente la lengua en su culo, arrancando gemidos de la boca de la chica. Continuó metiendo un par de dedos en su coño encharcado y a continuación en su culo. Alicia comenzaba a mover sus caderas inconscientemente mientras el chico la preparaba para lo que venía después, estaba tan caliente...

Volvió a tensarse en el momento en el que Frank se levantó y se situó tras ella, el enorme rabo entró en contacto con su ojete y comenzó a forzarlo, arrancando un grito de dolor de la garganta de la chica. Sentía como si una barra de hierro al rojo la estuviese atravesando. Se mordió la mano para no gritar mientras Frank continuaba introduciendo su polla centímetro a centímetro en sus entrañas.

"¿Mi madre sintió lo mismo que yo?" pensaba Alicia, "Ella parecía disfrutar..."

- Ya está toda dentro, ¿Que tal vas? - Preguntó Frank.

- Mmffffff. - Respondió la chica, sin querer dejar de morder su mano por miedo a gritar de nuevo.

- Bueno, ya ha pasado lo difícil, ahora viene lo divertido.

Sacó la polla completamente del culo de la chica, creándola una especie de horrible sensación de vacío. En el momento en el que la punta del rabo salió de su culo, un escalofrío de placer recorrió a Alicia haciéndola estremecer. Nuevamente Frank volvió a la carga, algo mas rápido que la primera vez, pero aun con cuidado. Repitió la operación varias veces y, a cada embestida, el dolor se asemejaba mas al placer. Su culo era taladrado una y otra vez, Frank estaba aumentando el ritmo y la chica ahora tenia que reprimir sus gemidos en vez de sus gritos.

Ring Ring.

Sonó el móvil del negro, que contestó como si tal cosa.

- Si... ¿Como vas?... Perfecto... Si... Mejor de lo que pensaba... De acuerdo... Adiós.

Alicia miró hacia atrás, intentando preguntar a Frank quién había llamado, pero lo único que vio el chico fue como le miraba con la cara desencajada de placer, el rítmico vaivén que estaba realizando el negro la estaba llevando al éxtasis. Ya no había rastro de dolor o, al menos, el dolor que sentía era en cierto modo placentero.

Frank agarró a Alicia de las muñecas, estirando hacia atrás y obligando a la chica a arquear la espalda y mantener la cabeza alzada. Aumentó el ritmo, Alicia babeaba ligeramente sin poderlo evitar, estaba a punto de correrse. Tan ensimismada estaba que no oyó como se abría la puerta de la casa, ni como había alguien en el vestíbulo. No se enteró de nada hasta que la tuvo delante.

Era Claudia. Pero de una manera que su hermana nunca la había visto.

Llevaba unas botas de cuero negro por encima de la rodilla, una minifalda también de cuero y una especie de arnés de cinchas que sujetaba sus tetas pero no las cubría. En una mano tenía una especie de correa, pero Alicia no veía todavía a que estaba enganchada.

Intentó pronunciar su nombre pero las palabras no salían de su boca. Frank tampoco ayudaba puesto que no se detuvo, ni siquiera bajó el ritmo.

Claudia sonrió y avanzó un par de pasos, lo hizo grácilmente a pesar de los taconazos que llevaba, y entonces Alicia pudo ver lo que había al otro extremo de la correa.

Era Rebecca.

Estaba desnuda, o casi desnuda mejor dicho. Solamente llevaba un diminuto tanga rosa y un sujetador sin copa que mantenía sus tetas en su sitio. Llevaba unas orejitas de conejo en la cabeza, tacones rosas y una especie de calentadores de pelo rosa en los tobillos. Caminaba dócilmente tras Claudia. Cuando se detuvo, Alicia pudo ver una pequeña cola de conejo que salía de su culo.


Las dos se quedaron mirando en silencio el fabuloso espectáculo que ofrecía la pareja, Alicia estaba en shock, era la situación mas surrealista que había vivido jamás, era incapaz de decir nada, de moverse, de reaccionar. Sólo...

"Sólo necesito que Frank no pare jamás"

El estado en el que se encontraba hacia que sintiera con más intensidad esa polla que taladraba su culo, podía sentir como su cuerpo se cerraba sobre ella y la añoraba cuando Frank la sacaba. Ya no había rastro de dolor, sólo existía placer, un placer que nunca había experimentado, que se fundía de alguna extraña manera con la humillación y vergüenza que estaba sintiendo al ser observada y que la estaba llevando al éxtasis.

- Mmmnnnnn... aaaaahhhh... - No pufo contener un grito cuando el orgasmo estalló en sus entrañas, literalmente, por que Frank se corrió a la vez que ella, llenándola el culo con su lefa.

Alicia levantó la mirada y vio como su hermana la miraba con una expresión de lujuria que nunca había visto mientras con una mano acariciaba su entrepierna.

Frank soltó sus manos y Alicia se derrumbó en el suelo. Se sintió vacía cuando el chico salió de ella y le vino a la mente el ojete abierto y chorreante de semen de su madre, ¿Lo tendría ella igual?

La voz de su hermana la devolvió a la realidad.

- Parece que has encontrado por fin alguien que te quite las telarañas.

- C-Claudia... ¿Q-Que...?

Claudia se acercó a su hermana, con su agresora siguiéndola al otro extremo de la cadena.

- No te preocupes, Alicia. Lo sé todo. - Alicia la miró a los ojos, sorprendida. - TODO. - Remarcó.

¿Se refería a su madre? La chica estaba bloqueada. Miró a Rebeca.

- ¿Y ella? ¿Que hace aquí?

- Había que enseñarla quien manda después de lo que te hizo, así que Frank y yo nos ocupamos de ella. ¿Verdad, putita?

- Si, ama. - Contestó inmediatamente Rebeca. Su voz era algo chillona. Alicia no la recordaba así. - Los amos han enseñado a Becky a comportarse correctamente. Becky esta muy agradecida a los amos.

- ¿Becky?

- Oh... Frank y yo pensamos que este nombre iría mejor con su nueva personalidad. 

- ¿Que le habéis hecho? - Alicia estaba comenzando a asustarse.

- La hemos castigado. - Dijo Frank a su espalda. Tenía el gesto serio. - No me gusta que toquen lo que es mío, así que me aseguré de que no lo volviese a hacer. Ahora es una puta descerebrada que sólo piensa en una cosa. ¿Verdad Becky?

- Si amo, Becky sólo pie sa en satisfacer a los amos, Becky es su juguete.

- Creo que debes pedirle perdón a Alicia por lo que hiciste.

- ¡Oh, sí! ¡Becky está muy arrepentida! ¡He sido una tonta! - Se arrodilló en el suelo, Alicia no daba crédito. - Becky no volverá a actuar mal.

- Ya basta, puta. - Ordenó Claudia, tirando de la correa. - Tu amo acaba de correrse en el culo de Alicia, ¿No se te olvida algo?

- Lo siento ama. Becky es una tonta por olvidarse. - Mientras hablaba se arrodilló detrás de Alicia. - Becky debe mantener limpios a sus amos. - Y diciendo eso introdujo su lengua en el culo irritado de Alicia.

- ¿Pero qué...? - La chica intentó apartarse, pero su hermana la detuvo.

- No te preocupes. Disfruta de que la zorra que te pegó una paliza ahora es tu nueva esclava.

- Mi nueva, ¿que? - Alicia creía que no había oído bien.

- Esclava. Esto lo hemos hecho por ti, para vengarte. Esta zorra te pertenece tanto como a nosotros.

Alicia notaba como la lengua de Becky recorría su ojete, bebiendose el semen de Frank y aliviando en cierta manera la irritación que le había producido la enorme polla del negro. Lamía de manera mas suave y delicada que él, era bastante agradable. No tardó en dejarse llevar por las sensaciones que le producía y volver a excitarse. Al notar esto, Becky comenzó a intercambiar sus atenciones entre el culo y el coño, haciéndola llegar nuevamente al orgasmo.

- P-Para... Por favor... - Alicia estaba sofocada. - Ya es suficiente.

- Vamos a la cocina a recuperar líquidos. - Dijo Frank con una sonrisa.

lunes, 2 de febrero de 2015

Mi madre y el negro VI: Venganza

Alicia pasó la tarde en casa sin ser capaz de mirar a su madre a la cara. Se fijó que caminaba con dificultad y, al sentarse, lo hacía con el máximo cuidado.

"No me extraña" pensó "Con el rabo que gasta Frank ha debido romperla por dentro..."

En cambio Claudia soltaba de vez en cuando algún comentario sarcástico sobre el estado de su madre, al parecer le había dicho que había sido haciendo yoga...

"Si, claro... La postura del perrito..."

Pero al parecer Claudia se lo había creído... Realmente no tenia motivos para no hacerlo.

Esa noche, mientras Alicia jugaba con Manolo, no podía dejar de pensar en lo que había visto por la mañana. Su madre había sufrido. Al menos al principio, por que después no había dudas de que lo había disfrutado. ¿Frank le pediría lo mismo a ella?

Se estremeció de arriba a abajo, se le puso la carne de gallina al imaginar aquella enorme polla forzando su culo, abriéndose paso por un lugar que nadie había tenido permiso a investigar y, aunque le daba pánico que eso sucediera, una parte de ella estaba deseando saber que se sentía. Extrajo el consolador empapado de su coño, separó y levantó sus piernas para abrirse paso y situó la punta sobre su ano. Cerró los ojos, respiró hondo y empujó suavemente. El consolador era grande y al vencer la resistencia inicial de su culo, se le escapó un gritito de dolor. Rápidamente se tapó la boca con una mano. Intentó introducirlo un poco más, despacito y con calma, pero era como si su culo se estuviese desgarrando al paso de Manolo.

Sacó el juguete de su culo e intentó calmarse. ¿Por que no podía? Si Frank quería... Si Frank intentaba... Sería imposible... La polla de Frank era más grande que el consolador, ¿Como había sido capaz su madre?

Lo intentó de nuevo embadurnando el consolador con un poco de crema hidratante que tenía en la mesilla, esperando que actuase de lubricante. Cambió de posición, se puso a cuatro patas y con el culo en pompa apuntó de nuevo a su ojete. Apretó los dientes cuando vio su culo forzado de nuevo, pero no paró esta vez, aguantando el dolor comenzó a introducir el juguete casi hasta la mitad, una vez había vencido la primera resistencia, el resto entraba con mas facilidad, aunque el dolor no disminuyó. Cuando notó que había introducido por completo el aparato, lo sacó y se quedó tendida en la cama. No quería moverse. Le dolía horrores, ¿Se suponía que tenia que disfrutar con eso?

"Tu madre ha disfrutado" Se dijo a si misma. 

Nuevamente la envidia y los celos la atacaron. Miró el consolador y vio que tenía algo de sangre. No era mucha, pero eso la convenció de no volver a intentar nada esa noche.



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Al día siguiente, casi al final de la mañana mientras estaba en clase,  su móvil vibró  de nuevo. Era Frank otra vez. 

- Hola Ali. ¿Te gustó lo de ayer? 

- ¿Ahora que quieres? ¿Otra vez quieres que vuelva a ver como enculas a mi madre? 

- No, no,  no te preocupes por eso. Hoy no quería espectadores ;) 

A Alicia le llegó una foto. Miró alrededor por si alguien le prestaba atención y, notando un ligero cosquilleo en el coño,  la abrió. 

Se veía la espalda y el culo de su madre en primer plano.  Al parecer Frank estaba sentado en el sofá y Elena estaba sentándose sobre él, empalándose ella sola con la enorme polla del chico. 

- Eres un cerdo... ¿Por qué  nos haces esto? - La cara de la chica se había puesto roja. 

- ¿Que por qué? Como si no lo disfrutaseis... Ha sido tu madre la que me ha pedido repetir, parece que ayer le gustó mucho que la diera por el culo y creía que hoy lo podía hacer mejor aún. 

A la chica le daban ganas de tirar el móvil al suelo. 

- ¿Y que coño la has obligado a tatuarse? ¡A mi madre! 

- ¿Obligado? Yo no la he obligado a nada, es un pequeño símbolo que representa que es mi zorrita,  y que le encanta serlo. Ahora estábamos planteandonos  que tal sería anillarle los pezones. Está  encantada con la idea... 

- ¡Deja a mi madre en paz! 

- ¿Tienes celos de ella? ¿Te habría gustado que ayer fuese tu culito el que hubiese estrenado? No te preocupes ricura, tendremos tiempo para todo... 

La chica recordó cómo la noche anterior había insertado a Manolo en su culo...  Solo por...  Solo por ver que se sentía... Por si acaso en algún momento ella lo hacía... No lo había hecho para prepararse para Frank,  o eso quería pensar... Aunque no quería admitirlo,  si que había comparado el tamaño del juguete con el de la polla del chico.

- Tengo ganas de ver si tu culo tiene tanta hambre cómo el de tu madre... - Seguía escribiendo el chico. 

- ¡Señorita Alicia! - Se escuchó a voz en grito. Era el profesor. - ¿Sería tan amable de leer eso tan interesante que tiene en su móvil? 

- ¿Q-qué...? ¡No! - Toda la clase la miraba ahora. 

- Así todos podremos saber que tiene ahí que es más importante que el temario que estoy explicando. - Alicia guardó el móvil rápidamente en el bolsillo, negando con la cabeza. - Por favor, deme el móvil y continuemos con la clase. Al final de la hora se lo devolveré después de tener una charla con usted. 

- N-No...  No le voy a dar mi móvil. 

- Entonces haga el favor de irse de la clase y dejar de molestar. 

Alicia recogió sus cosas y salió, roja de la vergüenza. 

- ¡Imbécil! - Escribió al chico. - Por tu culpa me han echado de clase. 

- Yo no he hecho nada, pero gracias a eso tienes algo de tiempo libre... ¿Que te parece si pasamos un buen rato?

Alicia se dio cuenta de que aunque no quería admitirlo, aunque le asqueaba lo que ese chico estaba haciendo con su madre y con ella, en el fondo lo estaba deseando. La sola idea de dejarse poseer por Frank la comenzó a excitar. 

- Pero antes quiero saber si has sido una buena zorrita. No quiero perder el tiempo. 

Alicia sabia perfectamente a lo que se refería, después de las dos últimas veces,  esta vez si se había puesto tanga. 

- Hoy si. - Contestó de manera escueta. 

- ¿Hoy si, qué? 

- Hoy si que me he puesto tanga. - Estaba deseando que se la tragara la tierra. 

- Así me gusta, que vayas aprendiendo. Pero no me fío. Mandame una foto. 

- ¿Cómo? 

- ¿No sabes leer? Mandame una foto tuya en la que vea que llevas tanga. Si no, ni te molestes en venir por aquí. 

- ¿Estás loco? 

Frank no volvió a contestar. Le daba igual, no pensaba hacerlo. 

Se dirigió al servicio a lavarse un poco la cara y se quedó mirándose en el espejo. 

"¿A quien quieres engañar? Sabes perfectamente que lo vas a hacer..." 

Debía estar volviéndose loca, ese chico ejercía una fuerte influencia sobre ella. Miró a los lados para asegurarse de estar sola, bajó sus shorts negros hasta la mitad del muslo y, dándose la vuelta para que se le viera el culo a través del espejo, se sacó una foto. 

- ¡Oh! ¡Perdona! No sabía que... 

Una chica había entrado en el baño y salió de allí azorada, al ver la tarea de Alicia. Ésta rápidamente subió sus pantalones de nuevo y salió de allí. Cuando estuvo fuera del edificio envió  la foto. 

- Buena chica. - Contestó Frank. - Ahora ven a mi casa, que tienes la comida preparada. 

Recibió una foto de la enorme polla de Frank a continuación. Estaba completamente empalmada, apuntando al cielo. Su entrepierna se humedeció aún más. 

Había aparcado en el fondo del parking, que ahora estaba lleno de coches pero no había nadie. Nadie excepto una oportuna chica apoyada en la puerta de su coche, fumando. 

- Perdona, - Dijo Alicia, impaciente. - ¿Me permites? 

La chica del coche la miró con desdén mientras echaba el humo del cigarro hacia su cara. 

- Hola, ¿Eres Alicia? - Preguntó mientras la examinaba de arriba a abajo. 

Alicia no la conocía. Era una chica guapísima, alta y delgada, ¿Era de su facultad? No recordaba haberla visto... Tenía el pelo largo y liso cayendo sobre sus hombros, una nariz respingona y rodeada de pequeñas pecas que la daban una apariencia algo aniñada. Llevaba una camisa que dejaba entrever unas tetas no demasiado grandes y unos vaqueros de pitillo que realzaban su culo y sus piernas. Unas cuñas de 10 centímetros hacían que esto ultimo destacase todavía más.

- Si... Soy Alicia... ¿Quien eres tu?

La chica sonrió, echó el cigarro al suelo y lo apagó, separándose del coche y acercándose a Alicia.

- Encantada de conocerte. Yo soy Rebeca.

Acompañó su nombre de una fuerte bofetada que hizo perder el equilibrio a Alicia.

"¿Rebeca la exnovia de Gonzalo?"

Sin darle tiempo a reaccionar Rebecca se tiró encima suya y comenzó a golpearla, gritandola.

- ¡Eres una zorra! ¡Te has tirado a mi novio! ¡Te voy a matar, puta!

Alicia a duras penas podía defenderse, la sorpresa le había dado demasiada ventaja a su contrincante, y además, Alicia no es que se hubiese pegado muchas veces en su vida...

- ¡D-Dejame! ¡Te lo puedo explicar!

- ¡Me ha dejado! ¡Por tu culpa me ha dejado! ¡Me las vas a pagar!

Los golpes llovían sobre la cara de Alicia. ¿Como  esa chica tan delgada podía tener tanta fuerza? Se limitó a intentar cubrirse la cara para evitar mas golpes, y entonces alguien gritó a lo lejos.

- ¡Eh! ¿Que está pasando ahí?

Rebeca paró de golpear y levantó la cabeza.

- Como vuelva a ver que te acercas a Gonzalo, lo de hoy te va a parecer un juego de niños.

Y diciendo eso salió corriendo.

Alicia fue vagamente consciente de que el que había gritado llegaba a su lado y pedía una ambulancia. Después cayó inconsciente.

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Cuando despertó, estaba en una cama de hospital. Frank estaba sentado en un pequeño sofá a un lado de la cama, al sentir que la chica se movía se levantó rápidamente.

- ¡Alicia! ¿Que ha pasado? - Nunca le había visto así, estaba compungido y mostraba abiertamente su preocupación. - ¿Me oyes? ¿Te encuentras bien?

- Eh... Creo que si... - La chica hizo una mueca de dolor al incorporarse. - ¿Estas tu sólo?

- Si. Tu madre se quedó toda la noche, le dije que se fuera a descansar. Ahora en un poco viene tu hermana. El chico que llamó a la ambulancia dijo que había una chica dándote una paliza... ¿Que pasó?

- Si... Era... Era Rebeca... La ex novia de Gonzalo. - Apuntilló al ver que el chico no tenía ni idea de quién hablaba. - Decía que por mi culpa le había dejado.. Y yo... Yo...

Alicia rompió a llorar y Frank la acogió entre sus brazos.

- Sshhh, tranquila - Susurró a su oído. - Ya ha acabado todo. Sólo te tienes que preocupar de recuperarte rápido, ¿Eh? - La chica nunca había visto ese lado tierno de Frank, y era... reconfortante. - Voy a ocuparme de todo. - Estaba completamente serio y no había sombra de duda o burla en sus palabras.

Mientras hablaba llegó Claudia.

- ¿Por fin te has despertado? ¡Todos aquí preocupados por ti y tu durmiendo! Anda que...

Claudia dio un cariñoso achuchón a su hermana, hacía mucho tiempo que no se daban una muestra de cariño tan evidente. "Debía haber estado muy preocupada por mí." Pensó Alicia.

- Puedes ir a descansar Frank, ya me quedo yo con ella. 

El chico echó una última mirada a las dos jóvenes y se fue dejándolas a solas.

- Gracias por venir, hermanita.

- No digas tonterías, ¿Quien más te iba a aguantar a parte de mí? - Alicia sonrió a su hermana. - Y que... ¿Que pasó? ¿Por qué alguien querría hacerte esto? No te han robado nada...

Alicia tragó saliva y le contó todo lo que había pasado con Gonzalo y cómo éste había dejado a su novia por ella. Omitió todo lo relacionado con Frank y, por supuesto, con su madre.

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Claudia despertó en su cama bastante cansada, hacia dos días que su hermana había despertado y desde que estaba ingresada había dormido bastante poco. Por suerte no había tenido ninguna lesión grave y sólo querían mantenerla en observacion, por si acaso.

Cuando apartó las sábanas cayó al suelo el consolador con el que había estado masturbándose la noche anterior. Una sonrisa apareció en sus labios al pensar en lo que estaba a punto de hacer, desde que había empezado a pensar en ello vivía en un estado de excitación constante.

"Ahora solo falta que me avise Frank" Pensó.

El chico había estado durmiendo en su casa desde que su hermana estaba ingresada, para que ella o su madre no estuviesen solas en casa. Pero hacía un tiempo que había salido.

Como si estuviese programado y no fuese casualidad, su móvil sonó. Era un mensaje de Frank.

- El conejo ha entrado en la madriguera.

La sonrisa de Claudia se hizo mas pronunciada aún.

martes, 20 de enero de 2015

Mi madre y el negro V: Aprendizaje

Alicia durmió plácidamente. Tanto como no lo había hecho en las ultimas semanas. Cuando se despertó, en cambio, se dio cuenta de que estaba reventada: le dolía la cabeza, las piernas y el coño. Realmente la polla de Frank era MUY grande.

Se levantó y se miró al espejo, una pequeña mancha de sangre en su nariz la intranquilizó. ¿Como había sido capaz de meterse una raya? Estaba claro que ayer había estado fuera de sí...

Bajó a desayunar y se tomó una aspirina para aliviarse. 

Durante el día, comenzó a fijarse en su hermana pensando en las palabras de Frank, ¿Deberia hablar con ella? Pero... ¿Que le diría?

"Oye, que este chico que se folla a tu madre y además a tu hermana, me ha dicho una cosa sobre ti que me ha preocupado"

Era ridículo...

También observó a su madre. ¿Que diría si se enterase de todo? ¿Se sentiría avergonzada ante su hija? ¿Se sentiría celosa? ¿Se enfadaría con ella? Ni lo sabía ni lo quería saber...

Bip Bip.

Su móvil. Otro mensaje de Gonzalo. Se arrepentía mucho de lo que hizo el fin de semana anterior, había sido un error terrible. Solo había servido para hacerle daño a ella y a él. No le contestó, pensó que lo mejor era alejarse definitivamente de él.

Pasó el sábado entero descansando, tirada en el sofá, recordando la noche anterior. El domingo solamente salió a correr para que la diese un poco el aire y cuando llegó a casa tenia un nuevo mensaje.

"Que pesado es Gonzalo" Pensó. Pero cuando vio lo que ponía se puso pálida.

Hija de la gran puta, cuando te encuentre te voy a matar. Eres una zorra de mierda.

Era un número desconocido. Se intentó tranquilizar pensando que se habrían equivocado.

Creo que te has confundido. - Escribió.

¿Acaso no eres Alicia?

Ahora sí. Dejó caer el móvil al suelo de la impresión. ¿Que cojones estaba pasando? 

No contestó más. Dejó el móvil en la habitación y pasó el resto del día encerrada allí, preocupada.

El lunes fue a la universidad nerviosa, desconcertada. Al principio estaba atenta a todo el mundo pero a lo largo del día se fue calmando. Todo parecía normal, no veía nada ni nadie raro... Seguro que había sido algún tipo de broma.

El martes, a mitad de la mañana sonó su móvil y soltó un pequeño gritito de miedo debido al sobresalto. Cuando el profesor y los compañeros dejaron de observarla se atrevió a mirar el mensaje. Una indescriptible sensación de alivio la embargó cuando vio que no era el número desconocido, sino Frank.

Ven a tu casa ahora mismo. Me da igual lo que estés haciendo. No entres, acercate por la ventana de atrás y espera. Voy a estrenar algo y quiero que lo veas.

¿Queria que saliese de clase así por que si? No... No podía... Aunque...

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Tardó menos de lo que pensaba, a esas horas no había tráfico. Rodeó silenciosamente la casa y se situó donde el chico le había dicho. 

Ahí estaba.

A través de la ventana podía ver el salón perfectamente y Frank estaba sentado en el sofá. Cuando la vio, le hizo un ligero movimiento de cabeza y le guiñó un ojo.

Alicia estuvo observando unos minutos en los que no pasaba nada hasta que vio como el chico sacaba el móvil.

Bip Bip.

La había escrito a ella.

¿Has sido una chica buena? ¿Has aprendido la lección? ¿O te has puesto unas putas bragas de nuevo?

Se puso roja como un tomate, por un lado por lo que iba a hacer ahora mismo, por otro por haber cometido el mismo error dos veces. Por suerte llevaba una minifalda vaquera, lo que facilitaría la tarea. Se apartó de la ventana y se quitó las bragas enseguida. Blancas, de algodón... de Hello Kitty... Se avergonzó un poco más...

Volvió a mirar por la ventana y enseño un segundo a Frank las bragas en su mano, antes de guardarlas en su mochila. Todo seguía igual excepto....

Excepto que su madre estaba entrando por la puerta.

Alicia se asustó por si la veía, intentó esconderse lo más posible pero le resultó imposible dejar de mirar. Nunca había visto así a su madre...

Llevaba puesto un conjunto de lencería negro, con ribetes rojos, a juego con el color de su pintalabios. Llevaba una mezcla de sujetador y corpiño de encaje, que la cubría hasta un poco por encima del ombligo, un liguero sujetando unas medias negras a medio muslo, un tanga diminuto y unos tacones de aguja de vértigo. El pelo suelto le caía sobre los hombros.

Llevaba en las manos un bote de cerveza y otro bote que Alicia no sabia bien lo que era. Se sentó al lado de Frank dándole la cerveza y dejó el otro bote a un lado. El chico la besó, abrió la lata y se acomodó. Estuvieron hablando unos minutos mientras Elena le acariciaba melosa. 

"¿Que estarán hablando?" Se preguntaba Alicia. Aunque ya había visto a Frank con su madre, no dejaba de resultar impactante. Sabia perfectamente lo que iba a pasar, pero esa certeza no rebajó la extraña sensación que recorrió su cuerpo cuando vio como su madre bajaba los pantalones del chico y cogía su enorme polla entre sus manos. Se sentía rara... Era una mezcla de humillación, vergüenza, excitación y... celos... Se imaginaba a ella en el lugar de su madre.

Elena estaba reclinada sobre el regazo de Frank, comenzando a masturbarle lentamente mientras con la lengua recorría el glande del chico. Su culo estaba a la altura y distancia perfecta para que el negro tuviese total acceso a él, cosa que no desaprovecho. Agarraba sus nalgas con ansia, con pasión, de vez en cuando soltaba algún azote que Alicia escuchaba ahogado a través de la ventana.

La chica, hipnotizada ya ante la depravación de la escena que estaba contemplando, se comenzó a fijar en la maestría de su madre. Poco a poco, sin prisa pero sin pausa, comenzó a introducir la tranca en su boca hasta que la tuvo completamente dentro. Aguantó unos segundos y comenzó un movimiento de vaivén, arriba y abajo. La sacaba entera, lamía el glande y volvía a tragársela hasta el fondo.

Frank miraba de vez en cuando hacia la ventana y sonreía viendo como la chica no perdía ojo del espectáculo que tenia delante. Apartó un poco el tanga de Elena y comenzó a acariciar su coño, notando complacido que estaba empapado. A los pocos segundos las caderas de la mujer empezaron a acompañar el movimiento de su mano, acompasando la mamada, manteniendo el ritmo.

Alicia no se lo podía creer, su madre se movía como una gata en celo, cada vez más agitada mientras ese cabrón bebía tranquilamente de la lata de cerveza. 

Pasaron unos minutos en los que su madre no despegó los labios ni un segundo del rabo de Frank, hasta que el chico tirándola ligeramente del pelo hacia arriba, la indicó que parase.

Elena esperó arrodillada en el sofá mientras su amante rebuscaba algo.

"No puede ser... Eso no... Mi madre no..." Pensó Alicia cuando veía como el chico sacaba el espejito y preparaba un par de rayas.

Elena esnifó la suya sin dudar un segundo, lo que hizo pensar a su hija que no era la primera vez...

Frank se levantó, acarició la cabeza de Elena como si fuera la de su mascota y ésta inmediatamente se apoyó sobre el respaldo del sofá, lo que dejaba su culo en pompa y a disposición del chico.

El negro cogió el bote que había traído la mujer y comenzó a manipularlo, pero Alicia había visto algo raro y no podía apartar la mirada.

Su madre tenia un tatuaje en la nalga izquierda. No lo sabía, nunca se lo había visto ni se lo había oído mencionar. Parecía una pica, como las de la baraja de poker, pero no lo veía bien. Entonces Frank la sacó de sus pensamientos. Se situó tras su madre y, después de darle un fuerte azote que incluso la dejó marca, comenzó a untarle el contenido del bote en... en... en el culo...

¡Ese cerdo iba a sodomizar a su madre! ¡Y la había llamado para que lo viera! Voy a estrenar algo, le había dicho... Alicia estaba roja de rabia, pero la situación era tan depravada y morbosa que no podía apartar la mirada... Estaba cachondísima...

Elena se separó ella misma las nalgas, mostrando a su hombre el camino que debía seguir, mostrando su rosado y cerrado ojete, preparado para que esa enorme polla lo reventara.

Frank se embadurnó el rabo con el lubricante y después metió un par de dedos en el culo de Elena. Ésta estaba inmóvil, esperando pacientemente su desvirgación anal. Alicia vio perfectamente como el hombre apoyaba la punta de su polla y, lentamente, muy lentamente, comenzaba a introducirla. Su madre se tensó, Frank se detuvo unos segundos, la acarició la espalda para tranquilizarla y después continuó. 

Centímetro a centímetro desaparecía en las entrañas de Elena. Alicia se fijó en su cara, tenía los ojos fuertemente cerrados y mordía la tela del sofa, pero no se quejaba, aguantaba estoicamente la brutal invasión en su recto. Cuando la pelvis de Frank chocó contra Elena, ésta soltó un gemido mezcla de dolor y alivio: ya había entrado entera.

El negro sacó lentamente la tranca y la volvió a introducir. Cada repetición aumentaba el ritmo ligeramente, estando al poco tiempo sodomizando a Elena violentamente. Esta se había soltado las nalgas para agarrarse con fuerza al respaldo del sofá, Alicia pensó que lo iba a arrancar.

Pero la expresión de su cara estaba cambiando. Mantenía la boca ligeramente abierta, dejando escapar pequeños suspiros y miraba hacia el fondo de la sala sin enfocar. Sus tetas se bamboleaban de un lado a otro y al poco los suspiros se convirtieron en sonoros gemidos que incluso Alicia podía oir.

No podía creer que estuviese viendo impasible como un chaval rompía el culo de su madre y ésta lo permitía y lo disfrutaba, pero era un hecho, y lo peor de todo es que la escena la excitaba. Sus manos levantaron la falda y rápidamente encontraron su coño empapado. Se movió veloz, buscando su clítoris, sin andarse con rodeos y rápidamente tubo un orgasmo en el que se tuvo que tapar la boca para no hacer ruido, mientras veía como Frank gritaba como un animal mientras derramaba todo su semen dentro del culo de su madre.

El negro sacó el móvil, la polla e hizo una foto para recordar el momento.

Bip Bip.

El móvil de Alicia.

Lo cogió con la mano todavía pringada de su flujo y vio que aquel cabrón le había enviado la foto que acababa de hacer.

Se veía la polla de Frank sobre el ojete completamente abierto y enrojecido de su madre. Un hilo de semen colgaba desde el glande hasta el interior de aquel pozo sin fondo. Y se veía la cara de su madre, deshecha y deslavazada, pero satisfecha.

Ahora pudo contemplar el tatuaje con claridad, efectivamente era una pica negra, pero dentro tenía pintada un F mayúscula. 

¿Ese cabrón le ha tatuado su inicial a su madre? ¿En el culo? ¡Como si fuera de su propiedad! ¡Como a una vulgar zorra!

La ira la embargaba.

"Pues claro que es de su propiedad, imbécil" Decía una voz en su cabeza. "No hay mas que verla... Y tu estás deseando seguir el mismo camino..." Ese pensamiento había salido de lo mas hondo de su mente, dando forma a una idea que sabia cierta pero que (todavía) no aceptaba.

La ira se convirtió en vergüenza, miró a su madre, todavía tirada en la misma postura. Su ojete esta recuperando su tamaño normal y parte de la corrida del negro comenzaba a resbalar por sus muslos. Entonces sonó el timbre.

Alicia se sobresaltó, pero Elena no mostró ningún tipo de inquietud por estar como estaba. Frank fue a abrir la puerta. La chica rodeó la casa para ver quien era. Casi se cae de culo alnver que era Gonzalo.

Frank salió de la casa y cerró la puerta tras él, Alicia no era capaz de escuchar lo que estaban hablando, pero veía que Frank negaba con la cabeza.

Verles uno al lado del otro le hizo conpararles inevitablemente, Gonzalo era guapo, delgado y atlético, no le sobraba ni pizca de grasa. Frank era un poco mas alto y tampoco le sobraba un gramo. La diferencia estaba en que Frank era mucho más musculoso, tenía mas espaldas que su ex novio.

"Es mucho más hombre..." Pensó.

Gonzalo parecía decepcionado, dio media vuelta y se fue.

Alicia le dejó alejarse unos segundos y después salió tras él.

- ¡Gonzalo! 

- A-Alicia. Frank me dijo que no estabas.

- Estaba llegando y vi como te marchabas... ¿Que quieres?

- Hablar contigo, no me coges el teléfono, ni contestas mis mensajes... No se nada de ti desde...

- No te molestes. - Cortó la chica. - Fue un error. Me equivoqué y además te metí en un lío. Ahora tienes novia y yo... He sido una imbécil. No debí llamarte...

- Yo ya... Ya no tengo novia. Lo he dejado con Rebeca.

- ¿Qué? ¿Por qué has hecho eso?

- ¡Por ti! Joder, ¿Que esperabas? Hace meses me dejaste en la estacada y ahora, cuando por fin estaba rehaciendo mi vida, cuando empezaba a levantar el vuelo, vuelves. ¿Que querías que hiciera?

- Yo... L-Lo siento...

- Después de lo del otro día me di cuenta de que estaba viviendo un engaño. Y estaba arrastrando a Rebeca a él. Ella no se merecía esto, así que lo hablé con ella. Todo ha terminado, ahora lo único que quiero es estar contigo.

Alicia estaba asustada y arrepentida, ¿En qué momento se le ocurrió llamar a su ex? Había cometido un error horrible.

- Gonzalo, yo... Lo siento... De verdad que lo siento, pero...

- No me digas pero. Por favor. Te quiero Alicia. Nunca he dejado de quererte, y se que tu también sientes algo por mí.

- No... Yo no... Gonzalo por favor, no sigas...

- La semana pasada viniste a mí, me buscaste y me hiciste ver la realidad. No intentes ocultarlo, yo te quiero y tu me quieres, volvamos a lo que teníamos antes, volvamos a intentarlo.

- Gonzalo... No puedo... Hay...

- ¿Hay que? - El chico la miró y entonces comprendió. - ¿Otro? ¿Hay otro? ¿Y lo del otro día? ¿Ya estabas con él? ¿O empezaste con él justo después de chuparmela?

Alicia se puso roja. Gonzalo estaba poniéndose furioso.

- No lo entiendes. No es tan fácil.

- ¿Que no es tan fácil? ¿Por que me buscaste el otro día? ¿Para comparar? ¿O por que llevabas tanto tiempo sin follar que querías calentar? - Alicia bajó la mirada. - Eres una jodida zorra. Y pensar que he dejado a Rebeca por ti... 

Alicia se fijó en el chico. Estaba cabreado pero sus ojos estaban enrojecidos y humedos.

- Solo una pregunta - continuó. - ¿Que tiene el que no tenga yo?

A la cabeza de Alicia vinieron los orgasmos y la excitación que le había provocado Frank, la sensación de sentirse protegida por un verdadero hombre, de sentirse... sometida a él...

"¿Por donde empiezo?" pensó. Pero no dijo nada y se dio la vuelta, dejando al chico sólo en mitad de la calle.

Claudia llegó a casa después de ver como su hermana discutía con su ex en mitad de la calle. No se había acercado a ellos, no quería entrometerse. Cuando fue a abrir la puerta, Frank la abrió desde el otro lado.

- ¡Ah! Hola Frank. No sabía que estabas en casa. ¿Ya te vas?

- Si, ya he acabado con lo que tenía que hacer. ¿Has hecho novillos para ir de compras? - Preguntó, señalando una pequeña bolsa negra que llevaba la chica.

- Si, necesitaba algunas cosillas nuevas. - Contestó, guiñando un ojo al negro. - ¿Esta mi madre en casa? 

- Si, pero no te preocupes, está un poco cansada, no creo que se fije mucho.

- Perfecto... Bueno, pues ya nos veremos.

- Si, sale recuerdos a tu hermana de mi parte.

Claudia entró y vio a su madre andando hacia la cocina. Caminaba de manera extraña, como si le molestase algo.

- Hola mamá. - Saludó escondiendo un poco la bolsa. - ¿Te pasa algo? Andas de forma extraña...

- No te preocupes hija, me he hecho daño haciendo unos ejercicios de yoga...

- Yoga... Claro... No se como no se me había ocurrido. - Claudia mostró una sonrisa mientras hablaba. - Subo a mi habitación, ¿De acuerdo?

- Vale hija, voy a preparar la comida.

Claudia subió a su cuarto y escondió la bolsa en el fondo del armario mientras oía como su hermana llegaba a casa.

Sacó el móvil y escribió un mensaje.

- ¿Habeis tenido una mañana dura mi madre y tu? La has reventado, no podía ni andar.

Como única respuesta le llegó una foto. Una foto con su madre arrodillada, con el ojete obscenamente abierto y lleno de semen en primer plano.




Claudia se rió ligeramente, echó el móvil a un lado de la cama y se puso el pijama.